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LA NOVELA
Como un diario de memorias

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LA NOVELA

Sólo queríamos ser lo que éramos.

Militantes de la vida

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Santiago siguió contándome su sentir sobre lo que comenzaría a hacer en el taller, sus ganas, el deseo, que para nosotros era motivo hacia la acción, fundamento en un taller y más de una vez, solíamos decir nuestro taller empírico. Nos agradaba hablar acerca de la rutina de la creación, algo parecido a lo dicho por Jung cuando escribe el prólogo del I Ching y dice “Lo inmutable es la mutación”, frase que ambos llevamos como bandera. Decimos que vivimos mutando, que para nosotros viene a ser creando. En tránsito. Siempre en tránsito existencial. Sin detenciones.

Me preguntó por la novela, si ya estaba escribiendo, si seguía teniendo ganas de escribirla, sobre qué trataría, una catarata de interrogantes que respondí con un NO que se refería a la primera pregunta, sobre si ya estaba escribiendo. Le dije, sí, que hacía anotaciones, tratando de vislumbrar algún personaje que me diera la posibilidad de entrar en algún tema y quizás, de esa manera, encontrar lo que sería la trama, pero todavía nada. Sentía que ningún personaje aspirante a trabajar en alguna novela, quería hacerlo en la que yo pensaba escribir.

-Yo que vos –dijo- me apuraría un poco, porque en cualquier momento vence el plazo para la entrega de los originales.

-No importa –dije- habrá otros certámenes y cuando la tenga terminada, entonces la enviaré al que esté vigente en ese tiempo. Tal vez, la convocatoria que leí en el diario no sea otra cosa que el mensaje para que me lanzara a la escritura de una novela y el destino de la misma sea otro, que todavía yo no alcanzo a comprender, a imaginar, percibir, sospechar, intuir o como quieras que se llame.

-Sí, comprendo –dijo y llamó al mozo para pedirle otros cortados.

Ese sí comprendo lo conozco muy bien, en él, significa: “estás diciendo cualquier verdura”

-No estoy diciendo cualquier verdura –dije, como si él hubiese dicho eso.

-¿Dije eso? Argumentó.

-Bueno, de alguna manera lo dijiste.

-Lo de alguna manera corre por tu cuenta, no sirve.

Llegó el mozo con los cortados, cosa que puso un silencio en la conversación.

 


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© Helios Buira

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