|
||
LA NOVELA | ||
Como un diario de memorias | ||
|
||
LA NOVELA Sólo queríamos ser lo que éramos. Militantes de la vida 30 Sandra me preguntó cómo había llegado a Bellas Artes o cómo fue que me interesé por el mundo del arte, mientras el mate iba y venía desde nuestras manos en un descanso que nos habíamos dado. -Una historia linda. Vivía en el Barrio de Floresta, allí nací y allí viví por muchos años; un crecimiento de barrio con escuela primaria, amigos, vecinos, pelota, fogatas de San pedro y San Pablo, balero, bolitas, murgas, asombros. Mis padres eran socialistas, se habían conocido en un encuentro político y allí comenzó la historia que me traería al mundo. Se casaron, dos hijos y una hija y finalmente llegué yo. Mi padre había venido a Buenos Aires desde La Pampa, había nacido en Toay, su padre, hombre también del socialismo, había sido cofundador de las Ligas Agrarias en La Pampa, un luchador por la causa de los campesinos oprimidos habiendo sufrido cárcel, torturas y terminó de alguna manera derivando hacia el comunismo. Supongo que esa historia lo debe haber llevado a mi viejo a ser un militante socialista y es así que conoce a mi madre, qué, también era hija de un español militante por el socialismo… -O sea que tu genética… Dijo -Sí, y tengo la marca en el orillo… -Ambos reímos- Mi padre era un gran lector, mi madre una mujer sensible a la que le agradaba la música clásica y bueno, es parte de mi herencia que llevo alegremente. Desde pequeño me agradó siempre dibujar; mi madre estimulaba ese deseo. Pasaron los años y cuando estaba por cumplir los diecisiete, una tarde, caminando por el barrio, pasé por una escuela primaria donde por las noches, daban clases para adultos. Una de esas clases, se relacionaba con la enseñanza del dibujo, eran gratuitas en un horario de 19 a 22 horas. Entré y me anoté. Ese fue el inicio. Quien estaba a cargo de la formación de los alumnos, era un hombre bondadoso; con el tiempo me di cuenta de que sabía mucho sobre arte y me dio en verdad, la base para que aquel inicio fuera un destino en mi existencia. -Lo recordás bien, dijo. -Si, respondí. Lo quise y lo quiero; años después, le dediqué una de mis muestras. Don Luis Ángel Trigueros. Una noche, mientras yo estudiaba una naturaleza muerta que él había compuesto, antes de que comenzara a dibujar, me dijo: “Helios, usted ya está en condiciones de ingresar a Bellas Artes” Imaginá mi sorpresa ante esa extraña frase o mejor dicho ante esas dos palabras pronunciadas: “Bellas Artes” ¿Qué era eso? ¿Qué significaba? Entonces él me explicó, me orientó, estimuló y fue así que me anoté en la Belgrano, aprobé el examen y acá estoy contándote cómo fue aquel inicio. -Me encanta dijo, mientras me ofrecía el mate. |
||
▲Subir |
© Helios Buira
Barrio de San Nicolás - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2019
Mi correo: buzon@heliosbuira.com