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LA NOVELA
Como un diario de memorias

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LA NOVELA

Sólo queríamos ser lo que éramos.

Militantes de la vida

29

Degustamos la pizza hablando como de bueyes perdidos, entre bocados y sorbos; luego al terminar, Santiago me dijo ir a algún bar para concluir allí tomando algunos cortados y dar por terminado el encuentro. Fuimos.

Nos sentamos a una mesa, pedimos los cortados y mientras el mozo traía lo pedido, me preguntó por Sandra.

-Bien –dije- es impresionante la capacidad de trabajo que tiene, cuando se pone no para. Mete color sin pudor alguno, pone, saca, cuando no está conforme pasa un trapo sobre lo pintado o directamente tapa eso con otro color y sigue. Todo parece un tremendo caos, pero, de repente, como por arte de magia, aparece una figura de una belleza descomunal. Allí se tranquiliza, serena la acción, hace todo más pausado, y en un momento, me pregunta si podemos tomar un mate juntos, pues mientras trabajamos cada uno con el suyo.

-Sólo eso… dijo él.

-Terminá con esas boludeces. Dije.

-Es que me cuesta pensar y aceptar que estás tan modosito, tan como si nada- Lo dijo sonriendo.

-Bueno, pero no pasa nada de lo que querés que pase para sentir que tenés razón en tus especulaciones, en tus sospechas y cavilaciones enfermizas. Dije.

-Vale, dijo.

-Contame que estás haciendo. Dije.

-Recordás aquellas esculturas que estuve trabajando cuando vos y Fernando daban clases en el taller?

-Si –dije- y me agradaban, era algo tuyo diferente a los que siempre había visto, recuerdo que te lo mencioné en una charla que tuvimos al respecto.

-Bueno –dijo- mientras hacía limpieza y orden, encontré una de ellas en un rincón que hacía tiempo no miraba, la vi, la saqué de ahí, la puse sobre un caballete y la tengo como muestra para volver a esas formas. Hice un bocetito y creo que voy a meterme con todo, pues siento que vale hacerlo.

-Claro que vale –dije- la composición, el ritmo de los volúmenes, la diferencia de texturas, hacen que se las vea bien y lo que es para mí más importante, la sensibilidad con que fueron hechas, que se trasmite al observador.

-Gracias –dijo- es cierto, mientras trabajo con la arcilla, construyendo esas formas, se me hace placentero, te diría que es algo sensual.  Alguna vez me dijiste que eran formas que pretendían otro tamaño, bueno, estoy pensando en ello, las llevaré en principio al doble y creo que de esa manera tendrán una presencia fuerte ante quien las observe.

-Y el color, dije.

-Sí también habíamos hablado sobre el color, sobre los esmaltes, las calcinas; vos te quedabas con una superficie mate, pero eso lo iré viendo en los bocetos, cuando haga las horneadas. Lo importante es que tengo ganas de meter mano, de comenzar con una serie sobre esas formas.

-Dale, dije

Pedimos otros cortados, la noche venía para largo, con ganas de buena charla.


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© Helios Buira

Barrio de San Nicolás - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2019

Mi correo: buzon@heliosbuira.com

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