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LA NOVELA | ||
Como un diario de memorias | ||
LA NOVELA Sólo queríamos ser lo que éramos. Militantes de la vida 26 Sandra dijo: -Disculpá que haya leído el cuaderno. -No pasa nada, dije. Todo bien. -Espero, dijo ella. -Qué esperás, dije sonriendo. -Bobo, fue su respuesta. -Bueno, mostrame esos bocetos que hiciste en el viaje, dije. Ella abrió su bolso, grande, en el cual lleva ahí, según le dije, gran parte de su existencia. “Y algo más”, agregó riendo. Sacó un block espiralado, tamaño A4 y lo abrió. Dibujos. Como si fuesen cientos de dibujos: brazos, piernas, tetas, entrepiernas, todos fragmentos de estudio que seguramente luego, ella ordenaría en alguna de sus pinturas. -Pero no es esto –dijo- son apenas bocetos, ideas para cuando los necesite. Lo que hice en el viaje, es esto y puso ante mí una serie de figuras o mejor dicho de parejas bailando, abrazadas, casi metidas una dentro de la otra y algo lejano, apenas enunciado, con líneas sueltas, una idea de ciudad, como si fuese una calle y murmuré “El tango” Ella escuchó y con un gritito, dijo “¡Sí!, el tango” y continuó –Anoche, con mi amiga estuvimos escuchando poemas bellísimos que fueron hechos música y quedamos impresionadas. Pasa que nunca había significado al tango como me sucedió anoche. No sé por qué, pero me levanté con ganas de esto. -Dale –dije- los bocetos me agradan, tienen fuerza expresiva y ya ves, me di cuenta de que eran tangos lo que esas parejas bailan. -Gracias –dijo- en cuanto termine lo que estoy pintando ahora, me encerraré a bailar tangos. Bueno, encerrarme y bailar tangos, es una manera de decir… -Perfecto –dije- si vieras las cosas que suelo hacer cuando modelo, a veces poso y tomo las actitudes de las figuras, como para sentir qué es lo que allí acontece. Tengo un espejo grande en el dormitorio, lo pondré aquí para que te veas, si es que querés usarte vos misma como modelo. Te digo que da sus resultados. -¿Sí? -Dijo- Nunca lo hice. Dale, así lo probamos. El mate iba y venía, ella se levantó para cambiarle la yerba y yo puse nuevamente la pava con agua al fuego. En ese movimiento, quedamos enfrentados, muy cerca uno del otro. Sentí un escozor en el cuerpo y noté que ella también, pero nos esquivamos y cada uno volvió a su silla. Silencio total, que fue roto cuando dijo “¿Un bizcochito?” “Sí” Dije. Cambió inmediatamente el tema, turbada por “eso” que había pasado segundos antes. -Le escribí a Rafael agradeciéndole el hecho de que nos haya presentado. Agradecimiento que será de por vida, pues se relaciona con mi trabajo, con mis ganas, con todo lo que significa el arte para mí y que gracias a él, hoy puedo ejercerlo. Digo gracias a él porque fue el puente para que yo pudiese estar aquí, pero es obvio que a vos te debo la posibilidad… -A mí, nada me debés, -interrumpí- desde el momento que estás pagando tu espacio y si querés, nos pasamos en agradecimientos pues el hecho de que estés aquí y pagues la mitad del alquiler, es de una ayuda fenomenal porque entre ambos, podemos sostener este lugar que a mí, me resulta maravilloso. -No tenés idea de lo que significa para mí, dijo. -Creo que puedo imaginarlo pues veo cómo trabajás, como te metés allí, en tu espacio y no salís hasta que necesitás un descanso o el deseo de un mate, una charla o lo que sea, pero ya sé bien cuál es tu concepción del mundo del arte, con lo que me dice tu hacer. -¿Qué otra cosa –dijo- mejor que un taller en el cual podemos ejercer lo que sentimos, lo que queremos y agrego, lo que amamos. -Un santuario. Dije. -Es cierto, un lugar sagrado –dijo- en el cual desarrollamos nuestra tarea en el arte. Hay momentos en que siento una inmensa alegría, que no se condice con la temática, por momentos, cuando lo dramático sale a borbotones. -La alegría en el hacer o por el hacer, sin importar que el tema sea dramático. Es más, puede que sea la alegría, también de poder decir eso dramático que decimos. Es todo un tema. Dije. -No sé… a mí, trabajar, me llena de placer. Dijo. -Lo noto, te veo, ya lo dije, y no tenés idea de cómo me atrapa verte en movimiento, “metida” en la obra a través del hacer, tu cuerpo que va y viene. Dije. Esto último, la mención de su cuerpo en movimiento, me hizo pensar que ella hizo un leve gesto como de molestia y lo relacioné con lo que recién había pasado mientras preparábamos el mate. |
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© Helios Buira
Barrio de San Nicolás - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2019
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