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LA NOVELA
Como un diario de memorias

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LA NOVELA

Sólo queríamos ser lo que éramos.

Militantes de la vida

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En el taller, por la mañana.

Me levanté temprano. La noche anterior había preparado material como para empezar una nueva escultura y de esa manera comenzaba el nuevo día. Sería un yeso directo, sobre un tema que hacía años, muchos años, pugnaba por salir y nunca se atrevía.

Por aquellos muchos años antes, trabajaba yo en el Canal 11 de televisión, como realizador escenográfico. Mi horario de ingreso era a las siete de la mañana. Un día de otoño, neblinoso, ya cerca del Canal, en unos terrenos que hacían de canchas de fútbol donde jugaban los pibes del barrio, alcancé a ver dos bultos que pendían del travesaño de uno de los arcos. A esa hora, éramos tres pasajero y el chófer del colectivo. Alguien dijo ¿qué es eso? Y fue así que el colectivero detuvo la marcha. Lo que vimos nos dejó perplejos, sin habla, quietos, los ojos bien abiertos como para poder ver con mayor nitidez lo que la neblina no nos permitía. Pero sí supimos que lo que pendía en esos arcos eran dos personas, separadas a un metro de distancia una de la otra, evidentemente ahorcadas. No nos atrevimos a más, el colectivero puso en marcha el vehículo y así fue que llegué al Canal. Ingresé al taller apresurado, nervioso y allí estaba Dubatti, amigo de años y compañero de labor, sentado en el piso, con las piernas recogidas, con la cabeza apoyada en las rodillas, como en posición fetal. Me di cuenta de inmediato y pregunté, acongojado “¿Los viste?” Cuando levantó la cabeza vi que estaba llorando.

Esa imagen, me acompaña desde aquellos días. Anoche me dije: “Tenés que sacarla”.

Así será entonces. Un rectángulo de yeso y de la parte alta, penderá una figura, sostenida por una cuerda, o sea, que podrá moverse, podrá pendular si alguien llegara a tocarla. Mi amigo Dubatti falleció hace ya algunos años. Entonces, que esta obra sea como homenaje a esas dos personas ahorcadas y en memoria de mi amigo. La titulo “Dubatti, esto, vos y yo lo vimos”

Recuerdo que al otro día de lo que fuimos testigos, leímos en un diario que se trataba de dos militantes de izquierda, que fueron torturados y luego ahorcados a modo de ejemplo para todos aquellos que pensaran de esa manera.

A los pocos días, otro cuerpo colgaba, también ahorcado, en uno de los puentes de la Avenida General Paz. Corría el año 1976, la dictadura había derrocado al gobierno constitucional hacía apenas unos meses y de esa manera, comenzaba a mostrarnos lo que vendría luego. El horror.

 


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© Helios Buira

Barrio de San Nicolás - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2019

Mi correo: buzon@heliosbuira.com

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