SIGUIENTE >>> / VOLVER <<<

LA NOVELA

Sólo queríamos ser lo que éramos.

Militantes de la vida

9

Mientras sorbíamos el mate, hablamos de varias cosas, tal vez sin importancia, hasta que le comenté que había alquilado parte del taller.

-¡¿Qué?! Dijo dando un respingo.

-Sí, uno de los salones de la L, a una pintora que conocí mientras estaba con Rafael en La Giralda.

-Pero… cómo la conociste… dijo.

-Amiga de Rafael; coincidió que ella estaba haciendo tiempo para ir a un lugar y fue que vio a Rafael, se saludaron y como estaba sola, él le dijo que se sentara con nosotros.

-No comprendo –dijo- Te presentan a una persona y así como así, le alquilás un espacio. Ahí pasa algo. O es un minón, por eso se lo alquilás, o te volviste rematadamente loco.

-Si querés, sí, es hermosa, pinta como pocas veces vi, inteligente, buena persona, con una producción impresionante de obras y ya está instalada, así qué…

-Así que ya perdiste parte de la ermita… dijo.

-Sí, pero sabés bien que no podía seguir pagando el alquiler, entonces esto alivia los gastos. Y, como creo hondamente en las energías, en mi intuición y percepción, supe que ella era la persona indicada. Le dije que un día de estos pasarías por el taller, así se conocen y después, como siempre, me darás tu opinión, aunque ya es tarde.

-Tarde por qué. Dijo.

-Porque me vas a decir un montón de boludeces extras, pero ella ya está instalada y me agrada su compañía.

-Cómo es. Dijo

-¿Físicamente? Dije

-No jodas. Ya sabés a qué me refiero. Dijo

-Apenas la conozco, pensá que hace poco que compartimos el lugar. Pero lo que vi de su obra, es muy bueno. Tiene diferentes propuestas, que me fue comentando, como una zona expresionista, hay abstracciones, también tematiza con series. Colores intensos, trazos gestuales y zonas de una calma fenomenal. Cuando vengas al taller, vas a ver lo que hace, cómo lo hace y el universo sensible por el cual transita. Pero tiene una identidad inconfundible; veas lo que veas, sus abstracciones, su expresionismo, sus objetos pintados, no podés dudar de que fueron hechos por ella.

-Bueno –dijo- veré si tu apreciación es veraz.

-Qué te pasa –dije- sabés que toda apreciación valorativa en el arte, es un acto subjetivo, como es también subjetivo el acto de crear. Lo que vos veas, corresponde a tu subjetividad y puede ser que sientas todo lo contrario a lo que yo siento ante sus pinturas.

-Sí, siempre declamás eso. Dijo

-Ella –dije- me comentó algunas cosas; tiene una idea clara sobre lo que dice o pretende decir. Hay una serie que titula “Espacios Virtuales”, que trabaja en superficies rectangulares o cuadradas y sostiene que la impulsa a esa búsqueda la convicción interna de que la realidad es ambigua, que deben relativizarse los valores, porque son cientos las alternativas vitales. Dice que las creencias, las posturas frente a la vida, las ideologías son variadísimas y que muchas de ellas llevan a la felicidad y que si existe una verdad única no estamos capacitados, como seres humanos, a dictaminar quiénes la poseen. Claro, cuando veas esa serie, te darás cuenta de por qué piensa de esa manera.

-Interesante, dijo.

-Sí, seguramente habrá extensas conversaciones, de día o de madrugada, pues me agrada su manera de pensar, su inteligencia y lo importante, que no es menor, escucha solamente música clásica. ¿Te das cuenta Santiago?

-Bien, no quiero imaginar que te pasaría si escuchara el bochinche que nos ofrecen todos los días –dijo y agregó- ¿Pero… es linda?

-Hermosa –dije- cálida, tiene una voz que envuelve… dejate de joder Santiago.