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POESÍA
Los poetas
 
HUMBERTO MANUEL BOTANA
 
Brisa amniótica

abismos de la memoria
cuerpo desnudo y abierto
instante-gozo
tu pezón me suelta
cemento con sangre
horror que me adhiere
vano forcejeo
vuelve la noche a buscarme
luz
brisa amniótica
no quiero nacer
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Canicas

el frío hace nieve la lágrima del mar
galopan las hordas sobre las olas blancas
yugo que se hace glaciar
paralizando inocentes canicas
hachero por hambre destruyes naturaleza
poder por el poder al hombre matas
inicio mudo del in de la justicia
hombre hachero hambre
fuego en el acero dejan ríos rojos
venas abiertas de América Latina (*)
resuenan en el cauce del Amazonas
su grito es eco desde México a Tierra del Fuego
el llanto rueda por los valles
una vid absorbe su esencia
es fruto morado de piel curtida
vino que perdona en los altares
los ricos pecados
el rostro del niño acaricia una caracola
con los pies desnudos sobre su inocente orilla
mientras la botella derrama sangre fresca
y un sol verde tiñe la ventana a sus espaldas
aparece el poeta pulgar índice y medio
paleta cromática que se aferra a la vida
desnuda el desierto blanco
le pinta un corazón muerto de esperanza

Venas abiertas de América Latina (*) título del libro de Eduardo Galeano
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Caracol

allende del caracol del tiempo
trémulo de ansiedad
el néctar espera que mi lengua bífida
descienda uno a uno los segundos
y recoja las gotas de su éxtasis
instante
tañido de campanas
me fusiono en tu orgasmo

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Cemento

Mi sombra trepa
quiere anidar en otoño
ser libre en primavera
araña febril el cemento
anochece se desvanece
es invierno y hay luna nueva
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cincel

paletas, cincel,
etéreas flotan libres
mágica soledad
recrean cada noche
un pigmento,
brillos en la piel
fugas, contraluces
latidos en el mármol
asombrados ojos
descubren que el arte
evoluciona a pesar del hombre.
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Dolor

cielo tétrico,
mente exhausta y desolada,
revolotean los espectros,
exacerban sus instintos,
implacables se lanzan,
devoran los sentimientos,
dolor, gritos, desgarro,
olor a muerte,
acre perfume señorea,
agónico empuño mi corazón,
lanzo mandobles inciertos,
lucha desigual,
yo y mi sombra,
astuta, certera, implacable
con el postrero impulso,
rompo la coraza del miedo,
un rayo de luz la esfuma,
sobreviví otro día,
pero siempre tornará,
a gozar de mis noches.
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Clave de Fa

Difusa en el amanecer
te ocultas tras un velo,
aparente disonancia
de recuerdos en Fa,
serpenteas sobre mi piel
erizando las púas
de mi credulidad,
mañana, sol, me enseñaron
no vi la otra cara
de la lluvia sin nubes,
aprendí, pero era tarde,
el andén estaba vacío,
un saxo gemía vías grises
a un pasajero olvidado.
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COPAS

veinte…, quizás treinta,
ni una más,
la medida justa,
para olvidar tus senos
en una sola noche
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Ramas silbadas

desdibujo una caricia
me arropa el frío / azul
vacío de miedo lloro
soy sólo instante / gota
vuelco rancias migajas
palomas glotonas ríen
los besos caen inermes
tren ocre / ramas silbadas
me aferro al árbol de
tus pezones muertos
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penumbra

suelto los dedos
cansinos trotan la angustia
vestidos de monótono gris-lluvia
acarician pieles con moho de olvido
suben la vertical y son tela-araña
flotan con el aliento rancio de un beso
los tienta la libertad del perfume a jazmín
dudan y no parten
el cordón de plata cierra la ventana
amanece
recojo uno a uno a los miedos
en mis manos están seguros
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Eclipse

Voluptuosa sombra viajera
el sol te dibuja perfecta
pequeña en el cenit
abarcadora en el ocaso
Tu negro caminar me atrapó
supe distinguirte entre la multitud
hasta que un día decidí abrazarte
y decirte cuanto te amaba
Pero un cruel eclipse
envidioso de mi amor
me hizo besar impiadosamente
la arena de nuestra playa

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Péndulo

el péndulo del tiempo deja caer un segundo
rueda con las manos llenas de utopías
y se pierde en la espesura de los quizás
sentimos la falta de un latido
pero seguimos sin mirar la estela
lo abandonamos a su suerte
en ese instante no vivido
fue cuando más lloré
no estaba muerto era un desaparecido
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Gallego

Gallego, pastor inmigrante
de la República añorada,
llegaste sobre olas de ilusión
a llenarme este instante,
tus manos callosas
de caricias suaves,
tu celeste mirada
perdida en los hórreos,
aroma de pan caliente
conjugaba con papas, huevos y cebolla,
sartén negro, mágica tortilla,
surrealista escultura
que hambrientos devorábamos,
escucho tus toses y puteadas
desde las entrañas del volcán
donde la muerte se hace vida.
Hoy erupcionas
límpido y grueso,
vino y azucenas
harina y madera
……………………………………………….

¿Hijo, qué carajo estas escribiendo?
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Insomnio

Inalcanzables los sueños,
discurren entre las almohadas,
los observo,
me observan,
jugamos sin tocarnos,
nos sorprende la madrugada.

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© Helios Buira

San Cristóbal - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2017

Mi correo: yo@heliosbuira.com

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