En
EEUU,
a
diferencia
de
España,
el
pueblo
no
está
en
condiciones
de
decidir
con
su
voto
LA
DEMOCRACIA
EMPIEZA
EN
CASA
La
campaña
presidencial
en
EEUU
subraya
el
grave
déficit
democrático
en
el
Estado
más
poderoso
del
mundo.
Los
norteamericanos
pueden
elegir
entre
los
candidatos
de
los
grandes
partidos,
que
han
nacido
en
el
seno
de
familias
ricas
y en
medio
del
poder
político,
que
asistieron
a la
misma
universidad
elitista,
se
unieron
a
esa
misma
sociedad
secreta
que
instruye
en
el
estilo
y
modales
de
los
gobernantes
y
son
capaces
de
postularse
a
cargos
electivos
porque
están
financiados
por
los
mismos
poderes
empresariales.
La
ironía
es
que
EEUU,
comprometido
en
aventuras
de
"reconstrucción
democrática"
en
diferentes
partes
del
mundo,
necesita
de
manera
desesperada
revitalizar
sus
propios
procesos
democráticos.
Basta
analizar
lo
que
ocurre
con
la
salud
pública,
un
importante
asunto
interno.
Los
costos
se
han
disparado
en
el
sistema
norteamericano,
en
su
mayoría
en
manos
privadas,
mucho
más
que
en
sociedades
comparables.
Y
además,
con
resultados
relativamente
pobres.
Las
encuestas
muestran
de
manera
regular
que
la
mayoría
de
los
estadounidenses
están
a
favor
de
algún
tipo
de
seguro
de
salud
nacional.
Pero
la
perspectiva
parece
ser
políticamente
imposible.
Las
empresas
de
seguros
sanitarios
y la
industria
farmacéutica
se
oponen.
Con
una
efectiva
erosión
de
la
cultura
democrática,
no
tiene
importancia
qué
desea
la
población.
Irak
es
el
principal
tema
de
política
internacional
en
EEUU.
En
España,
cuando
los
votantes
exigieron
que
sus
soldados
retornaran
al
país
si
no
se
los
colocaba
bajo
la
autoridad
de
la
ONU,
fueron
acusados
de
"intentar
apaciguar
a
los
terroristas".
En
esencia,
ésa
ha
sido
la
posición
de
la
mayoría
de
los
norteamericanos
desde
poco
después
de
la
invasión.
La
diferencia
es
que
en
España
el
pueblo
sabe
lo
que
es
la
opinión
popular
y
está
en
condiciones
de
decidir
con
su
voto.
EL
ELECTORADO
de
EEUU
se
siente
desencantado,
según
el proyecto
del
votante
desaparecido de
la
Escuela
de
Política
Gubernamental
de
la
Facultad
John
F.
Kennedy.
Durante
la
campaña
del
2000,
el
director
del
proyecto, Thomas
Patterson, informó
de
que
"el
sentimiento
de
impotencia
de
los
norteamericanos
a
nivel
político
ha
alcanzado
un
nivel
alarmante".
Un
53%
respondió
con
"apenas
un
poco"
o
"nada"
a la
pregunta:
"¿Cuánta
influencia
tienen
personas
como
usted
en
lo
que
hace
el
Gobierno?"
En
el
2004,
hay
más
cosas
en
juego,
y el
interés
es
mayor,
según
este
proyecto
de
investigación,
pero
continúa
la
falta
de
participación,
especialmente
entre
los
pobres
y en
la
clase
trabajadora.
Esos
sectores
no
se
sienten
representados.
"La
brecha
en
los
ingresos
entre
la
parte
superior
y la
parte
inferior
de
la
población
es
la
mayor
entre
las
democracias
occidentales
y se
ha
ido
ampliando",
escribePatterson.
El logro del
actual
sistema
político
es
convertir
los
temas
de
gobierno
en
algo
irrelevante.
Tanto
la
publicidad
como
los
medios
de
comunicación
no
se
concentran
en asuntos sino
en cualidades, en
el
estilo
de
los
candidatos,
su
personalidad
y
otras
irrelevancias.
En
EEUU,
el
Partido
Verde
trata
de
desarrollar
una
alternativa
electoral
de
largo
plazo
del
tipo
que
ha
tenido
éxito
en
países
con
una
democracia
más
funcional
que
aquí.
Pero
los
Verdes,
tal
vez
en
proporción
a su
potencial
capacidad
como
organización
política
independiente,
reciben
escasa
atención. Ralph
Nader ha
usado
el
brillo
(bastante
artificial)
de
la
política
electoral
para
plantear
temas
importantes
que
no
figuran
en
la
agenda
de
los
principales
partidos.
Pero
es
considerado
como
alguien
que
está
socavando
las
posibilidades
de John
Kerry en
favor
de George
W.
Bush (no
precisamente
la
intención
de Nader).
Y
eso
lo
desacredita
a él
y a
las
excelentes
organizaciones
que
ha
fundado.
Más
allá
de
los
candidatos
alternativos,
el
tema
inmediato
es
el
de Bush contra Kerry. No
resulta
sorprendente
que Bush tenga
una
gran
ventaja
sobre Kerry en
materia
de
fondos
de
campaña.
Eso
gracias
a
los
extraordinarios
regalos
que
brinda
a
los
supermillonarios
y al
sector
empresarial,
y a
su
récord
estelar
en
demoler
la
legislación
progresista
obtenida
tras
intensas
luchas
populares
en
el
curso
de
muchos
años.
Y Bush posiblemente
ganará,
a no
ser
que
una
muy
poderosa
movilización
popular
supere
esas
enormes
y
generalmente
decisivas
ventajas.
ES
MUY
posible
que
la
gente
que
rodea
a Bush cause
daños
muy
graves,
tal
vez
irreparables,
si
el
presidente
es
reelegido.
La
posibilidad
de
un
gobierno
que
favorezca
los
intereses
populares
está
siendo
desmantelada
en
EEUU.
Aquellos
que
actúan
para
renovar
el
programa
de Bush están,
de
hecho,
diciéndole
al
pueblo:
"No
nos
importa
si
usted
tiene
una
mejor
posibilidad
de
recibir
cuidados
sanitarios
o
dinero
para
ayudar
a su
madre
anciana.
O si
existirá
un
medio
ambiente
en
el
cual
sus
hijos
tendrán
una
vida
decente.
O un
mundo
el
cual
usted
pueda
escapar
de
la
destrucción
como
resultado
de
la
violencia
que
es
inspirada
por
la
banda
de Bush,
Cheney,
Rumsfeld,
Wolfowitz, etcétera".
Revitalizar
la
cultura
democrática
en
EEUU
es
muy
importante
para
la
gente
sensata
y
para
las
víctimas
potenciales
en
este
país
y en
el
exterior.
También
lo
es
lo
que
suceda
en
las
urnas
en
noviembre.
Profesor
de
Lingüística
del
Instituto
de
Tecnología
de
Massachusetts
(MIT)
y
autor
de Hegemonía
o
Supervivencia.
La
estrategia
imperialista
de
EEUU (Ediciones
B).
By
Noam
Chomsky.
Distributed
by
The
New
York
Times
Syndicate. |