I.
Capítulo
1: La obra
de arte, el artista
y el poder.
La vista es una capacidad que
introduce en nuestra
vida un sinfín
de
complicaciones. En
un lugar estamos
nosotros observando
la realidad que nos
rodea, entramando
sus interrelaciones
y la relación de
estas con nosotros,
en otro encontramos
esa realidad observándonos
desde distintos ángulos,
situación de la que
también tomamos
conciencia en
nuestra observación.
A través de este régimen
de visión
construimos nuestro
modo de ver, la
forma en que
elaboramos las imágenes
de las cosas que nos
rodean, por tanto
toda imagen posee un
componente de
subjetividad del
individuo que la
produce.
El
artista es un
constructor de imágenes
que son
categorizadas como
“obras de arte”,
este es su mayor de
problema, ya que
entorno al arte
existen numerosos
presupuestos
formados a lo largo
de la historia que
lo hacen rígido y
alejado de su
verdadera
intencionalidad.
Estos presupuestos
han servido de apoyo
para la subsistencia
de las minorías
ricas y poderosas,
convirtiendo al arte
en un privilegio
exclusivo para su círculo
y rodeándolo de un
halo místico de carácter
casi divino al que
solo “ellos”
eran capaces de
llegar.
En la actualidad con la invención de
la cámara fotográfica
y la posterior
aparición de la cámara
de video, se hizo
evidente
que aquello
que vemos se
encuentra siempre enmarcado en un contexto
espacio-tiempo, pero
también se rompió
la unicidad de las
imágenes,
permitiendo
conseguir infinitas
reproducciones de
cualesquiera imagen.
De esta forma fue
posible que la
imagen fuera hasta
el espectador y no
al contrario, pero
al mismo tiempo se
trastocó el
concepto de original
de una imagen
sustituyendo el
significado por el
material
sobre el que se
plasma ese
significado. Esta
materialización del
concepto de original
en una obra de
arte hizo posible
que este
también
fuera cuantificable,
el valor de las
obras de arte paso a
ser un mero precio
de mercado, aunque
quienes manejan este
comercio dicen que
es un reflejo de su
valor espiritual, así
se vuelve a colocar
al arte en un ámbito
místico
inexistente.
La reproducción en masa es también
responsable de que
el significado de
una obra de arte
pierda su sentido
original, inmersa en
distintos contextos
la obra adquiere
diferentes
significados. Esto
beneficia y
perjudica a la obra
al mismo tiempo, por
un lado le aporta
flexibilidad y le da
posibilidades de
explotar todo su
potencial, pero por
otro lado la
desintegra y deja de
lado su sentido
primigenio.
La obra de arte permite dos formas de
acercamiento, una
vertiente más pura
basada en los
sentimos y
sensaciones que
provoca, y otra visión
academicista y técnica
que se asienta sobre
los presupuestos
tradicionales y estáticos.
Esta última es la
que busca la
discriminación del
individuo a través
de la obra de arte,
y se aprovecha de
los medios de
reproducción para
mantenerse en pié.
La primera es la
forma verdadera del
arte, un medio libre
que esta al alcance
de cualesquiera
individuo.
Es lamentable que aún se intente
alejar al individuo
corriente del arte,
de este modo se
coarta su
libertad impidiendo
el conocimiento de
los testimonios de
su historia y de su
lugar dentro de ésta.
En el caso del artista ocurre que se
le atribuyen a este
connotaciones ajenas
a él y
absolutamente
subjetivas al crítico
academicista. Su
obra debe ser
analizada desde ella
misma y no a través
de consideraciones
personales, además
en algunos casos
podemos comprender
la intención del
autor gracias a la
similitudes de su
contexto histórico
y social con el
nuestro. El proceso
de mistificación
del artista así
como de su obra
entorpece la
compresión de ambos
aspectos y nos aleja
rotundamente de ella.
II.
Capítulo 2: La
mujer como objeto
sexual en imágenes.
Las imágenes femeninas dentro de los
medios de reproducción
no están ajenas a tópicos
tales como: ocupar
un papel decorativo,
ser objeto de los
deseos masculinos o
realizar cierto tipo
de actividades
destinadas a las
mujeres en
detrimentos de otras
de las que se ven
eximidas. Su
principal función
como imagen es la de
símbolo sexual,
explotando sus
atributos y rodeándola
de erotismo siempre
en la búsqueda de
satisfacer los
deseos del hombre.
Las mujeres en las imágenes jamás se
presenta como un
igual al hombre,
dejan de ser un ser
humano para
convertirse en un
objeto. En la
publicidad es
destacada
en aquellas
actividades en las
que se ocupa de
mantenerse atractiva
siempre con el fin
de generar deseo en
el hombre.
III.
Capítulo 3: La
mujer y el desnudo.
La presencia de una figura masculina
supone la presencia
de una figura que
ejerce su dominación
sobre los demás en
mayor o menor
medida, en cambio la
presencia de la
figura femenina
muestra las
limitaciones de ésta
y se restringe a su
imagen física.
Debido a la
relevancia de ésta
última debe estar
continuamente
cuidando de ella. Su
opinión de si misma
no es más que la
suma de lo que los
demás ven en ella
por tanto ella debe
acomodarse a
satisfacer el gusto
de los demás.
En la pintura al óleo uno de los géneros
que más se nutre de
la imagen de la
mujer es el desnudo.
Este género comenzó
sus andares con tema
de Adán y Eva,
donde la mujer
aparece como
culpable de la
desgracia de la
humanidad, la
expulsión del paraíso.
Este tema es
fundamental en el
desnudo ya que
supone el momento en
que se toma
conciencia de este
al percatar cada
sujeto la observación
de otro en el
momento de desnudez.
A lo largo del desarrollo de este género
las protagonistas
han sido utilizadas
para complacer la
vista del hombre,
provocando en el
sentimiento de que
puede dominarla y
poseerla. Sin
embargo estas
intenciones se
intentan ocultar
bajo distintos
elementos que hagan
parecer que es la
mujer la que desea
ser contemplada por
su propia vanidad.
Este fenómeno de
mujer desnuda como
posesión masculina
no es tal en otras
tradiciones
culturales.
Existen notables diferencias entre el
desnudo en el arte y
encontrarse desnudo,
el primero se
diferencia por ser
un momento en que el
sujeto además de
encontrarse sin
vestiduras es
conciente de que es
observado siendo ese
el fin de su estado.
En el desnudo el
sujeto habitualmente
representado, la
mujer, es objeto de
deseo erótico del
espectador masculino
sin embargo en ella
son eliminados todos
aquellos rasgos que
la hagan parecer que
ella también
experimenta ese tipo
de deseos. Su
sexualidad es
anulada y se la
relega a un papel
pasivo donde ella no
es mas que un medio
para que el hombre
obtenga placer.
Cuando aparece
acompañada de una
figura masculina
desnuda ésta no está
ahí para satisfacer
sus deseos sino para
que el espectador
pueda identificarse
con ella y reafirmar
su papel dominante.
Sin embargo en la tradición europea
de la pintura al óleo
existen algunas
grandes excepciones
donde el autor de la
obra representa a
una mujer cercana a
él. Al pintarla
vuelca en ella todos
aquellos
sentimientos que les
unen construyendo
unos lazos entre
ambos que colocan al
espectador como mero
testigo. El desnudo
de la protagonista
está dirigido al
pintor por su propia
voluntad. La
desnudez supone una
muestra de
complicidad y una
entrega mutua.
El desnudo en la tradición europea se
afirma como una
forma de liberación,
como la exaltación
del espíritu
humanista y a su vez
individualista, pero
la mayor parte de
los desnudos
femeninos son
tomados como
objetos, así se
alejan del espíritu
individualista que
busca en última
instancia la
igualdad.
IV.
Capítulo 4: Los
grande temas de la
pintura al óleo.
En la pintura europea al óleo pueden
distinguirse
distintos temas
surgidos a lo largo
de su historia.
Todos ellos han
servido para
satisfacer a las
sociedades de su época
y se rigen por
ciertos tópicos.
Aunque los mas
destacados
consiguieron
arraigarse en la
cultura europea y
sobrevivir a sus épocas.
En algunos casos sus
autores han
conseguido
transgredir sus márgenes
de actuación y
darles un toque
innovador. A
continuación
recorreremos algunos
de ellos.
a.
La virgen y el niño.
Esta temática precede a la utilización de la técnica al óleo,
podemos situarla ya
en el Imperio
Bizantino y del
modelo que aquí se
empleo se heredaron
varias de las
convenciones de la
representación. La
virgen se situa en
el centro de la
composición, su
rostro es terso y su
expresión pasiva y
sumisa. Suele portar
un velo sobre su
cabeza también como
símbolo de sumisión
y sostiene al niño
en sus brazos. Los
modelos del niño
son variables, pero
se le rodea de un
halo de luz que
simboliza su
divinidad. Este tema
tan recurrido es
consecuencia de
enorme poder del
iglesia hasta hace
pocos siglos atrás.
b.
La muerte
Las formas de aproximarse a este tema
tabú son diversas
ya que en cada
momento histórico
el hombre se
enfrenta a él de
forma distinta. Se
suele representar el
momento de la agonía,
en los comienzo de
la pintura al óleo
con mayor sutileza,
exceptuando algunas
Pasiones, y
alcanzando su apogeo
con el realismo que
lo empleo como una
forma de denuncia de
los males de su época.
c.
Los bodegones
Suele tratarse de una manifestación
de opulencia o de un
ejercicio pictórico.
Han recibido grandes
elogios aquellos en
los que el
naturalismo de los
objetos
representados
alcanza altos
niveles. Su
contenido de
agresividad, al
menos en las imágenes
que encontramos en
el libro, es sutil
pero intenta
demostrar la amenaza
del propietario de
los alimentos para
quien intente
arrebatárselos
(cuchillos,
escopetas,..).
d.
La mitología
Los cuadros mitológicos están
rodeados de
controversia en
cuanto a su
finalidad. Se puede
decir que son la
forma en la que las
clases pudientes
intentan demostrar
su cultura sobre las
menos favorecidas.
La interpretación
de estos cuadros
requiere de un
previo conocimiento
de cultura clásica,
por tanto no son
accesibles a todo el
mundo. Sus
posibilidades eróticas
son fuertemente
explotadas y colocan
nuevamemente al
cuerpo femenino en
un escaparate
destinado a los
hombres.
e.
El retrato
Los retratos fueron un medio para los
hombres poderosos de
dejar testimonio de
si. Representados
con sus lujosos
atuendos, en
posturas altivas y
con expresión
severa, no solamente
buscan ser
recordados, también
una exaltación de
si mismos y de su
poder. Pero algunos
pintores emplearon
este genero para
representar a gentes
corrientes, estos
retratos suponen una
forma de retratar a
la colectividad en
uno de sus
representantes, y
como caso extremo de
esta intención
encontramos el
cuadro de Magritte
“Para no ser
reproducido”.
V.
Capítulo 5: La
pintura al óleo
como medio de
exaltación del
poder.
La aparición de la pintura al óleo no se debió únicamente
a una necesidad técnica,
también a la
necesidad de un vehículo
que expresara la
nueva forma de ver
la vida. La nueva
sociedad burguesa
deseaba poseer el
arte y no solamente
su contemplación,
para esto era
necesario que las
obras se encontraran
en un formato
transportable. El
burgués rico fue el
impulsor poniendo el
capital para
conseguir el
desarrollo de la
nueva técnica y el
pintor fue un simple
complaciente de los
deseo de la clase
dominante. Su éxito
radica en su
aproximación al
naturalismo y la
posibilidad de
contener objetos
dentro del lienzo.
Una pintura con
tales características
resulta claramente
materialista, y sus
pretensiones de
trascender su
materialismo son
casi siempre vanas e
inútiles.
Estos burgueses también se
representaron a si
mismos dentro del
lienzo como exaltación
de sus virtudes y
testimonio de estas
para el mundo,
siempre observando
desde
un ámbito
superior. Pero la
actitud similar que
adoptan de unas
obras a otras hace
que se mimeticen
convirtiéndose en
único modelo estándar.
Las escenas mitológicas persiguieron la finalidad de demostrar la
formación cultural
de los burgueses
ricos y buscar un ámbito
en que respaldar sus
valores.
El género que pretende ser el más
sincero es el
paisaje. Este
buscaba
contraponerse a la
posesión
capitalista mediante
la representación
de la naturaleza
libre e imposible de
abarcar. Sin embargo
con la introducción
de las figuras de
terratenientes en el
paisaje se perdió
este valor de
independencia del
capitalismo, y los
paisajes
representados
pasaron a formar
para de la exaltación
del poder de los
propietarios.
La pintura al óleo, hasta la aparición
de las vanguardias,
estuvo sujeta a un
mercado comercial y
por tanto se guió
por las exigencias
del medio, siempre
teniendo en cuenta
alguna que otra
excepción.
Capítulo
6: Romper con los
moldes
No podemos olvidar que dentro de la
pintura al óleo
también hay
excepciones. Ciertos
autores satirizaron
temas que
demostraban la
fuerte influencia de
las clase ricas en
las obras
producidas.
En el caso de la esclavitud
encontramos la obra
de Blake
“Europa
sostenida por África
y América”, que
simboliza la
explotación del
viejo contienen
hacia el hemisferio
sur contraponiéndose
a obras de su tiempo
que muestran a los
esclavos como otro
objeto dentro de las
pertenencias del los
ricos.
También encontramos el caso de las
representaciones de
la gente, por un
lado una línea que
representa al
proletariado y la
clase campesina
dentro del mundo
hostil al que debían
enfrentarse como el
cuadro de Nicholas
Maes, “Moza
durmiendo y su
ama”, o el de
“Hombre y mujer en
la cuadra” de
Peter Quast, y por
otro los personajes
adinerados
disfrutando de sus
posesiones .
VII.
Capítulo
7: La supervivencia
de la pintura al óleo
en la publicidad.
En el mundo actual nos encontramos
rodeados de imágenes
publicitaria. Sin
duda la publicidad
es el mayor
productor de imágenes
de la historia. Pero
estas nuevas imágenes
suponen un sistema
que juega con la
atención del
espectador con el
fin de que este
lleve acabo el acto
de consumir.
El sistema empleado nos ofrece
falsas
alternativas para
cambiar nuestra vida
y hacer que los demás
deseen ser como
nosotros.
Principalmente a
través de este último
factor es como
consiguen
atraparnos, ya que
supone un modo
reafirmación de uno
mismo a través de
la envidia que los
demás sientan de
nosotros. El sujeto
renovado gracias al
consumo de un
producto se siente
en un status
superior y
pone su
atención por sobre
los demás. Así es
como se nos presenta
al sujeto dentro la
imagen publicitaria,
sintiéndose
superior
a nosotros y
es el deseo de
vernos a su altura
el que nos lleva a
consumir.
La publicidad toma obras de arte del
pasado para mostrar
elegancia y acercase
al ámbito de las
pertenencias del
rico. Los lenguajes
de la publicidad y
la pintura al óleo
son idénticos, ya
que el lenguaje de
la pintura esta
arraigado en la
sociedad de consumo
y es efectivo sobre
ella,y al ser la
pintura un medio
visual aporta todos
los modelos
necesarios para
representar los
objetos
publicitarios. La
diferencia entre
ambos reside en que
la pintura al óleo
mostraba al
propietario aquello
de lo era poseedor y
la publicidad
muestra al futuro
comprador aquello de
lo que carece.
El mundo del consumo y la publicidad
se ven inmersos en
otro más complejo,
el mundo del dinero.
Ambos se encuentran
en función de él,
por tanto en último
término es el
dinero el que nos
otorga la fascinación.
Los objetos de la pintura eran
representados como
duraderos, al
contrario los
objetos
publicitarios y la
publicidad que son
transitorios,
siempre surgirá
algo nuevo y mejor
por tanto nuestras
necesidades jamás
se verán
satisfechas. Quién
sucumbe con mayor
facilidad a este
juego es el obrero
medio que inmerso
dentro de la masa
desea relucir sobre
ésta.
La publicidad es capaz de desviar las
miradas de los
individuos de los
problemas reales
para concentrar sus
energías en sus
deseos de consumo,
mantiene al
individuo atento a
cada nuevo producto
que pueda conseguir
convertirle en el más
deseable. Le hace
sentirse libre a
través de su elección
de consumir el
producto mientras le
uniformiza y le
somete.
La publicidad supone una máscara tras
la cuál los
individuos de las
sociedades de
consumo se esconden
para sentirse no
responsables por los
males de sus
semejantes.
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