Concisa historia de
la ópera que va desde sus orígenes hasta
el nacimiento de los musicales. Ideal
para personas que empiezan a escuchar el
género y quieren conocer más de él.
Explica porqué se origina de la tragedia
griega y en qué consistía este arte tan
importante para el desarrollo de las
artes en general. Luego se hace mención
de los principales compositores de ópera
y de sus más importantes trabajos. Se
pasa de un período a otro siempre
relacionando los cambios con la realidad
histórica que se vivía y con las
influencias de otros compositores.
Cada vez que presenciamos una ópera
estamos retrocediendo en el tiempo. Al
disfrutar de la música, aprendemos sobre
una realidad histórica y nos llenamos de
sensaciones que alimentan el espíritu.
El presente documento pretende ampliar
los conocimientos básicos de la historia
de la ópera, para lograr así un mayor
entendimiento de este género musical a
veces disfrutado sólo por un reducido
grupo de personas.
Por experiencia propia he comprobado,
que las personas de cualquier edad
disfrutan de la ópera siempre y cuando
estén bien informados de los detalles
como su origen, el porque de las
distintas voces, compositor, argumento
etc.
La Tragedia Griega, el arte excelso de
la Grecia clásica, va a ser el punto de
partida de los primeros compositores de
ópera.
Las Tragedias griegas, tenían una unidad
de texto, canto y movimiento. El teatro
de Grecia cumplía una función ritual,
metódica y casi religiosa, que iba mucho
más allá de la simple creencia o el
temor a los dioses. No lo hacían con el
deseo de infundir miedo, compasión o
espanto, sino para que los asistentes
tuvieran sentimientos de depuración y de
catarsis, tal como dice Aristóteles (IV
a.C. capítulo III, 1) en su Poética:
“Es, pues, la tragedia representación de
una acción memorable y perfecta, de
magnitud competente, recitando cada una
de las partes por sí separadamente, y
que no por modo de narración, sino
moviendo a compasión y terror, dispone a
la moderación de estas pasiones.”
Friedrich Nietzche en su libro El
Nacimiento de la Tragedia, abordó el
tema desde distintos ámbitos como lo son
la filosofía, filología, la mitología y
la música.
Nietzsche (1872, capítulo 17) nos dice:
“Debemos darnos cuenta de que todo lo
que nace tiene que estar dispuesto a un
ocaso doloroso, nos vemos forzados a
penetrar con la mirada en los horrores
de la existencia individual, y sin
embargo, no debemos quedar helados de
espanto: un consuelo metafísico nos
arranca momentáneamente del engranaje de
las figuras mudables.”
La tragedia griega se originó de una
celebración religiosa dedicada a
Dionisio, el dios tracio, de cuyos
rituales y misterios toma forma la
tragedia. Según la tradición, Dionisio
moría cada invierno y renacía en la
primavera, encarnado en esta renovación
cíclica, la promesa de la resurrección
de los muertos. Con motivo de su
renacimiento se celebraban importantes
festivales en su honor, siendo el más
importante el que tenía lugar en Atenas
durante cinco días en la primavera.
La comedia al principio servía al culto
del dios Dionisio (Baco) con sus
bacanales, degenerados festejos y
desfiles fálicos. Utilizaban polos
opuestos de lo trágico y lo cómico, el
aire puro y claro de lo apolíneo y los
vapores etílicos de lo dionisiaco,
demostrando las mayores debilidades
humanas, culpable de todos nuestros
problemas.
El término drama, viene de la palabra
griega que significa hacer y por esto se
relaciona con la acción. El teatro se
utiliza como un medio para reunir
grandes masas de personas en una
celebración religiosa, comercial,
política, de propaganda, como
entretenimiento y como arte.
La tragedia griega siempre cuestionó la
existencia y la sobre vivencia del
hombre en el universo y su
reconciliación con la vida, muerte, la
cultura y la comunidad. El mymesis, que
es la representación o imitación de las
acciones del héroe trágico, sus errores
y fragilidad (hamartia) se conjugan,
provocando emociones purificadoras de
piedad y terror.
Aristóteles decía que la tragedia Griega
se desarrolló a partir del ditirambo,
que es una especie de alabanza al dios
Dionisio en el que además se contaba una
historia. Según la leyenda, Thespis, el
líder de un coro del siglo VI a.C., creó
el drama al asumir el papel del
personaje principal en una historia de
un ditirambo, en el que él hablaba y el
coro le respondía. El coro representaba
al pueblo aunque otros creían que era la
representación del público.
Todas estas características son
interpretadas por los primeros
compositores de ópera y a la vez
modificadas con el fin de crear el gran
Género musical: La ópera.
Orígenes de la ópera
El origen de la ópera, tiene lugar en
Florencia donde se reunían un círculo de
artistas y profesores llamados la
Camerata Florentina, todos en torno al
conde Giovanni Bardi, entre las décadas
de 1570 y 1580. Este grupo trataba de
dar vida nuevamente al olvidado arte
dramático de la antigua Grecia la
“Tragedia Griega.” Entre ellos se
encontraba Vicencio Galilei (compositor
y teórico, padre del astrónomo Galileo
Galilei y quién publicó por primera vez
algunos fragmentos conservados de la
música griega antigua) y Giovanni
Caccini cantante y compositor. Las
investigaciones de la camerata no
influyeron mucho en la sociedad de la
época, pero si influenciaron la estética
de la ópera que vendría posteriormente.
Otro grupo que se empezó a reunir
alrededor de 1590 en el palacio del
comerciante Conde Jacopo Corsi, fueron
el poeta Otavio Rinuccini y el
compositor Jacopo Peri, e hicieron un
drama pastoril de Giovanni Batista
Guarini llamado Il pastor Fido (El
Pastor Fiel). Esto demuestra que a pesar
del gran interés por revivir el drama y
música antigua de los griegos, las
primeras óperas fueron pastoriles y no
tragedias.
La unión de Jacopo Corsi, Otavio
Rinuccini y Jacopo Peri, generó la
representación de Dafne generalmente
considerada la primera ópera.
Este primer trabajo se perdió (sólo
quedó el texto) y trataba del mito
griego de la naturaleza que habla de la
bella ninfa Dafne, tal como lo relata
Ovidio en la Metamorfosis. El dios sol
Apolo persigue a Dafne y la convierte en
árbol. Este mundo mágico de dioses y
semidioses de Ovidio siguió siendo un
tema importante durante la temprana
historia de la ópera.
Otro trabajo de Rinuccini-Peri fue un
drama titulado Euridice, (Florencia,
1600) para celebrar el casamiento de
Enrique IV de Francia y María de Medici.
Euridice es una ópera basada en el mito
de Orfeo, el cantor y tañedor de la lira
tracio. Eurídice, la esposa de Orfeo,
muere por la mordedura de una serpiente
y Orfeo desciende al Hades para rogar
por la vida de su esposa. Los seres
demoníacos se compadecen de su canto
expresivo y le permiten regresar al
mundo con Eurídice. Orfeo y Apolo el
dios sol y de la música van a ser
personajes importantes en las primera
óperas.
A partir de principios del siglo XVII,
la estructura continuó evolucionando
gracias al compositor Claudio Monteverdi.
Nació en 1567, hijo de un médico de
Cremona, ciudad de los constructores de
violines. A edad muy temprana empezó a
componer madrigales. Toda la obra de
este genial compositor tiene la
convicción, de que la música debe
conmover al hombre, expresando los más
profundos sentimientos. En sus últimos
trabajos exploró la expresión de la
emoción humana, otorgando a sus
personajes vida y profundidad,
únicamente comparables a los personajes
de los escritos de Shakespeare (nacido
tres años antes que Monteverdi) y años
más tarde a los que crearon Mozart y
Verdi. Monteverdi hizo representar Orfeo
el 24 de febrero de 1607, escrito para
las bodas del príncipe de Gonzaga con
Margarita Saboya. L’orfeo, favola in
musica, fue la primera ópera en alcanzar
un lugar importante y estable en el
repertorio operístico. La acción la
representan Orfeo y Eurídice, recién
casados junto a ninfas y pastores.
Cuando muere Eurídice, Orfeo va al mundo
inferior para salvarla. A causa de su
amor, infringe la orden de no volver su
rostro y mirar a Eurídice en el camino
de retorno. Su esposa es condenada al
Hades de nuevo. Apolo conduce a Orfeo al
paraíso donde se reunirá para siempre
con su amada.
Las óperas primitivas tendían a
sustituir los finales trágicos por
finales felices.
Nacen a partir de este momento reglas en
la estructura dramática: el lieto fine
(final feliz) alternancia de escenarios
(idilio, mundo inferior, paraíso), la
combinación de recitativos y números
independientes, coros, danzas, airosos,
ritornellos y canciones a varias voces.
La orquesta toma mayor importancia,
utilizando instrumentos simbólicos para
cada escena.
La siguiente ópera fue basada en la
leyenda griega de Ariadna,
lamentablemente se perdió la partitura y
queda sólo de ella el famoso L’amento de
Arianna (1608), una efusión enormemente
expresiva cantada por Ariadna tras ser
abandonada por su amante Teseo en la
isla de Naxos.
Monteverdi tuvo algunos problemas
importantes, empezando con la muerte de
su esposa, dificultades en Mantua con un
brote de peste. Luego en 1618 empezó la
guerra de los treinta años, por ello la
ciudad de Gonzaga fue saqueada en 1630 y
muchas de sus obras inéditas fueron
quemadas. Otras de sus ópera
representadas en Venecia son Il ritorno
d’ Ulisse in patria (1641),
L’incoronazione di Popea (1642), es una
de las primeras óperas históricas donde
aparecen personajes cómicos; estos
personajes secundarios son retratados
con viveza y vigor, anticipando la ópera
buffa.
Monteverdi falleció en Venecia en 1643 y
fue enterrado en la iglesia de Frari.
La ópera era un espectáculo reservado a
la corte, un asunto de las clases
nobles, pero eso fue cambiando y empezó
a convertirse en un espectáculo
dramático para el público en general.
Benedetto Ferrari, músico y
administrador, abrió el teatro de ópera
San Cassiano en Venecia, para todo
público y económicamente accesible. Años
más tarde Ferrari abriría otros dos
teatros de ópera convirtiéndose ésta en
un pasatiempo popular.
Opera Barroca
La opera Barroca Se difundió por toda
Europa y tuvo gran éxito. Sin embargo
luego se le abandonó durante dos siglos
otorgándole términos como “vacía”,
pomposa, siendo ésta hecha en un
principio como un espectáculo para
atraer la vista y el oído. La escuela
neobarroca a fines del siglo XIX, tuvo
una reacción contra el drama musical
Wagneriano y redescubrieron las óperas
barrocas. Obras de Monteverdi, Haendel
volvieron a escena, pero la estrella de
la ópera barroca “el castrato”
desapareció por completo.
“La Commedia”, es un género en la ópera
proveniente de la ópera cómica muy
afamada en Roma. Era de un estilo
realista con gente común en el
escenario, junto con figuras tomadas de
la “commedia dell’arte”
(representaciones escénicas sin música
que surgieron en Italia hacia 1500, con
personajes del que se valieron muchos
compositores para darles vida en sus
óperas). Un ejemplo de este género es
Chi soffre speri, ópera de Mazzochi y
Marazzoli con texto del cardenal Giulio
Rospigliosi, el futuro papa Clemente IX.
Los personajes eran analizados
psicológicamente mostrando la verdadera
naturaleza humana, con frustraciones,
conflictos y debilidades.
La ópera seria utilizaba elementos de la
historia y leyendas clásicas. Casi todos
los héroes mitológicos fueros utilizados
en los libretos. Existía el “recitativo
secco”, que era un canto declamado que
describía los acontecimientos del
argumento, acompañado por el
clavicémbalo e instrumentos bajos.
También se usaba el aria da capo (ABA)
donde se expresaban los sentimientos de
los personajes con hermosas coloraturas,
que tendían a ser artificiales.
Fundamentalmente se trataba de una línea
melódica acompañada por el bajo continuo
que debía de ser improvisado por los
clavicinistas e instrumentos pulsados.
La orquesta la formaban instrumentos de
cuerda, luego se añadieron el fagot,
oboes, flautas y trompas e instrumentos
de metal. Normalmente el director tocaba
el clave y dirigía desde allí.
En Alemania el compositor más destacado
anterior a Bach y Haendel fue Heinrich
Schütz, poniendo en escena Dafne en 1627
en el castillo de Hartenfels. El libreto
se conservó, pero la partitura se
perdió, como las demás óperas de este
compositor. Todas las óperas de la época
se hacían por festividades de la nobleza
ya sean bodas o celebraciones
cortesanas, donde se exaltaban las
virtudes de los emperadores, reyes o
príncipes.
En Francia se fundó la “Academie Royale
de Musique”, que impulsó la ópera
francesa. Jean Baptiste Lully
(1632-1687) nacido en Florencia, se le
otorga el mérito de haber dado forma y
consistencia a la ópera francesa. Lully
juntó esfuerzos con Molière al combinar
comedia, música y la danza, dando origen
a Leburgeois Gentilhommeen en 1670. Esta
tragedia ballet dio origen a la tragedia
lírica, obra con un gran sentimiento
lírico, una forma característica en la
historia operística francesa. Tiene
música detalladamente compuesta, que
contrasta con la ópera cómica. En ella
se alternan el diálogo con la música con
temas realistas, pese a que la acción no
es necesariamente cómica.
Jean–Philippe Rameau (1683-1767), fue
muy influenciado por Lully, tomando
argumentos de la antigüedad heróica, con
el ballet como pieza clave y temas
exóticos, como Les Indes galantes
(1735). También utilizó los “tableux” un
efecto pictórico de los decorados, que
cambian bruscamente en los entreactos.
Esto también tuvo influencia luego en
Gluck en su ópera reformista.
En Inglaterra la guerra civil y la
Commonwealth (1642,1660), retrasaron la
llegada de la ópera cuando Cromwell y
los puritanos prohibieron las
diversiones públicas como el teatro y la
ópera. La Restauración anunciada por el
rey Carlos en 1660, ayudó a la
reaparición de obras de Shakespeare y
comedias francesas.
Dido y Aeneas (1689), es la única ópera
del gran compositor inglés Henry Purcell
(1659-1695), es una variante de las
óperas-ballet y cuenta el desdichado
amor entre la reina de Cartago y un
héroe troyano. Utiliza melodías
atrevidas con números musicales de gran
colorido. El adiós de Dido al ascender a
la pira funeraria, es un recuerdo de la
conmovedora aria del Lamento d’Arianna
de Monteverdi.
Georg Friedrich Haendel (1685-1759),
Compositor alemán naturalizado inglés en
1726, hijo de un cirujano, tuvo sus
primeros éxitos en el Theater am
Gänzemarkt de Hamburgo. Estudió en
Italia y llegó a ser el músico favorito
de Roma y Venecia en el campo de la
ópera. Su ópera Agrippina (1709), con
vestuario clásico, tuvo gran éxito en
Italia. Llegó a Londres en 1711 y
escribió ópera tras ópera para el teatro
que dirigía. El puente entre el barroco
tardío y el rococó, es su ópera Serse (
Jerjes, 1738), con un nuevo estilo de
lirismo y comedia. Sus trabajos
presentan figuras de la mitología o
historia antigua, a veces con carácter
oriental, apoyado en el aria da capo y
con pocos conjuntos. Haendel tuvo en sus
manos la culminación de la ópera barroca
italiana. Su estilo denota grandiosidad
permanente, admirable simplicidad
expresiva en la melodía y claridades la
estructura armónica. Las óperas de
Haendel quedaron olvidadas alrededor de
doscientos años. Los oratorios basados
en la Biblia como el Messiah (1742) son
admirables trabajos dramáticos en los
que sólo falta la representación
escénica.
El Rococó
Estilo musical que surgió
aproximadamente entre 1725-1770,
caracterizado por el cuidado en la
elegancia y refinamiento del carácter
puesto en la elección del material
utilizado.
La lengua utilizada en la escena
operística del rococó fue la italiana,
excepto en ocasiones en París y Londres.
Todos los compositores debían escribir
óperas para ser más reconocidos.
Uno de los personajes más importantes de
la época eran los “Castrati”
“Mi Querido niño (…) os diré con
términos más insinuantes que debéis
haceros pulir mediante una ligera
operación, que os asegurará por mucho
tiempo la delicadeza de vuestro cutis y
la belleza de vuestra voz para toda la
vida…” (Charles de Saint-Evremond,
1685.)
En el siglo XVI, la Iglesia Católica no
permitía que las mujeres cantaran, y
para remplazarlas se recurría la los
hombres castrados “Il Castrato.” La
tesitura de estos hombres era
maravillosa y se consideraba la voz como
un don divino. Florecieron en las cortes
en el siglo XVI hasta 1870, que fue
prohibida la castración voluntaria por
el Estado Italiano.
Las óperas eran compuestas para los
castratis. Hoy en día se utilizan
sopranos y contratenores para ese papel.
La castración antes de la pubertad,
impide el desarrollo y la madurez de la
laringe así como otros importantes
cambios fisiológicos. El rango vocal del
muchacho es retenido, pero como el
cuerpo del castrato crece sobre todo su
capacidad pulmonar y su fuerza muscular,
la voz se desarrolla con mucho más poder
y flexibilidad que la voz femenina, pero
también con registros mucho más agudos
que los masculinos. Cabe mencionar que
una gran mayoría de estos muchachos, no
lograban mantener esa voz después de la
castración, hecha muchas veces por
barberos de barrio y terminaban en la
pobreza mutilados de por vida. También
eran rechazados por la misma Iglesia ya
que al no estar completos no podían ser
enterrados en tierra sagrada.
El castrato más famoso fue Carlos Broshi
nacido durante el siglo XVII, llamado “Farinelli”.
Estos Castratos llegaron en el Rococó a
convertirse en el peor enemigo de los
compositores ya que tenían que escribir
óperas nuevas con gran dificultad vocal,
para ser estrenadas por ellos, ya que el
público pedía óperas nuevas todo el
tiempo. Prueba de esto son las ciento
quince óperas, cincuenta oratorios y
alrededor de seiscientas cantatas hechas
por Alessandro Scarlatti (1660-1725),
fundador de la escuela napolitana.
Pronto Venecia que había permanecido con
el estilo sobrio de Monteverdi, cedió a
la escuela napolitana que se impuso a la
cabeza de este género. “L’ópera buffa”
napolitana es un modelo que perduró
hasta Mozart, Rossini y Donizetti, donde
se incluía intermezzi cómicos para dar
variedad y diversión al público.
La Serva Padrona de Giovanni Battista
Pergolesi (1710-1736), proviene de la
“Commedia dell’arte” con una duración de
cuarenta minutos. La acción se centra en
una doncella llamada Serpina que induce
al anciano gruñón, Huberto, a casarse
con ella y así convertirse en dueña de
la casa. Otro de los personajes es un
criado mudo. Los personajes tienen un
ingenio nuevo mostrando la fragilidad
humana, apuntando ya en línea directa a
Mozart.
El rococó tenía formas elegantes,
delicadas con un estilo “galant”(es una
melodía importante con un acompañamiento
no recargado, estilo que se oponía a la
seriedad y al estilo elaborado del
barroco) y sentimentalismo. El bajo
continuo empezaba a desaparecer y los
instrumentos que lo interpretaban
también perdieron importancia, sólo el
clave se mantenía como soporte del
recitativo secco. La gente estaba
cansada de tantas fugas, cánones y otros
artificios del contrapunto polifónico.
Los pensadores como Voltaire y Rousseau
al igual que los racionalistas franceses
que proclamaron “imiter la nature”,
hicieron un cambio en el pensamiento del
público en general. Ya no querían esas
melodías llenas de coloratura y la
grandeza del compositor no se mediría
por las estructuras contrapuntísticas
complicadas, sino por las melodías
expresivas más cerca de la realidad. La
ópera buffa empezó a tomar más
importancia que la ópera seria y los
temas heróicos de los griegos y romanos
ya sólo los utilizaban dos poetas
cortesanos de Viena: el veneciano
Apostolo Zeno (1668-1750) y Pietro
Trapassi (1698-1782), de Roma, que se
hizo llamar “Metastasio”. Zeno quería
que la ópera fomentara la virtud y
tuviera finales felices después de haber
superado obstáculos. Metastasio abordó
mitos e historia en forma de complicadas
intrigas, libretos luego utilizados
incluso por Mozart.
Cabe mencionar aquí la familia Bach, que
ejemplifican el paso del barroco al
estilo rococó.
Johan Sebastián (1685-1750), llevó el
contrapunto del barroco tardío a lo más
alto en su música instrumental y
religiosa. Los hijos siguieron distintos
caminos. El mayor Wilhem Friedmann
(1710-1784), era como su padre organista
pero sus composiciones eran muy
expresivas apuntando al pre-romanticismo.
Carl Philipp Emmanuel (1714-1788), que
era el clavicinista del rey Federico II
de Prusia, fue más allá de los límites
del contrapunto, hacia el mundo del
sentimiento y del “Strum und Drung”
(ímpetu y ataque o tormenta y pasión) de
la literatura, una rebelión contra todo
lo institucionalmente establecido ya
sean leyes, sociedad, civilización o
autoridad. Daba fe que la música debía
apelar más a los sentimientos que al
intelecto. El hijo menor Johan Christoph
(1735-1782) fue el que más lejos llegó.
Se convirtió al catolicismo por sus
estudios en Italia y junto con Johan
Adolph Hasse (1699-1783), estableció
nuevas formas estilísticas, dando
importancia a la emoción, escribiendo
sinfonías melódicas y algunas óperas con
estilo “galant” rococó, como Atañerse y
Catone in Utica. En Londres fue mentor y
modelo del niño prodigio llamado Mozart.
Clasicismo
Joseph Franz Haydn (1732-1809), fue el
maestro de las formas musicales como la
sinfonía, el cuarteto de cuerda o la
sonata, pero en cuanto a ópera quedó
marginado. Sus óperas han sido
redescubiertas a mediados del siglo XX y
puestas en escena, sin embargo, el mismo
Haydn las consideraba como
“composiciones que he proyectado para el
lugar” y “condicionadas a nuestras
fuerzas,” con una pequeña compañía de
ópera italiana en el teatro del príncipe
Esterházy de Hungría. Debió componerlas
como una obligación más de Kapellmaister.
Los Esterházy deseaban óperas para
divertirse con muchas melodías y voces
agradables. Por ello todas sus óperas
son con música suntuosa y melódica sin
carácter dramático.
Un compositor importante de ópera fue
Giovanno Paisiello (1740-1816), del sur
de Italia a quien Mozart admiraba. Il
barbiere di Siviglia ovvera La
precauzione inutile (1782), donde se
mezcla el ingenio burlesco con crítica
social. Esta comedia de Paisiello fue
oscurecida luego por Il babieri di
Siviglia de Rossini en 1816.
Otro personaje importante es un sucesor
de Pergolesi, el italiano Domenico
Cimarosa (1749-1801), sucesor de Antonio
Salieri como director de música de la
corte en Viena. Cimarosa tuvo éxito a
finales del siglo XVIII, con el
Matrimonio Segreto (Viena, 1792) ópera
cómica.
Gluck es un compositor inspirado por los
dioses de los clásicos. Propició una
revolución en el teatro musical
inspirado en la antigüedad griega.
Christoph Willibald Ritter von Gluck
nació en el distrito de Oberpfalz el 2
de julio de 1714. Su padre era
guardabosques al servicio del príncipe
Lobkowitz y tocaba en los bailes de las
aldeas y a menudo le pagaban con huevos.
Al principio de su carrera compuso
óperas y ballets, pero en sus primeros
treinta años no daba indicios de
reformar el teatro musical. Alternaba el
estilo francés con el italiano en sus
óperas serias y cómicas. Algunas de sus
obras en este momento fueron La clemenza
de Tito, L’vrogne corrigé y la Recontre
imprévu en alemán conocida como Die
Pilger von Mekka.
Cuando se estableció en Viena, sacó
provecho de toda su inspiración rítmica
y melódica y se le nombró miembro de la
Orden de la Espuela de Oro. Era un
Director que exigía a los músicos
ensayos muy largos teniendo fama de
director déspota, lo que hizo que
tuviera pocos amigos. Orfeo en 1762 y
Alceste (Viena, 1767) es una clara
muestra de la reforma de la ópera seria
de Metastasio. Luego de Artaserse en
1741 compuso durante veinte años más una
docena de óperas con libretos de
Metastasio.
Los clásicos calaron en sus
composiciones y estas fueron más
simples, con texto conciso y dispuesto a
correr el riesgo de ser novedoso. Gluck
se inspiraba en los principios de Lully
y Rameau y junto con Raniero de
Calzabigi, aventurero, escritor y el
duque de Durazzo, inspector general de
espectáculos, se reunieron en el antiguo
teatro municipal y tuvo lugar el 5 de
octubre de 1762, el estreno de Orfeo ed
Euridice una Azione teatrale per musica
en tres actos, tres cantantes
principales, coro y ballet. Gluck quería
deshacerse de las arias coloratura da
capo, dando lugar a un mayor dramatismo.
Los conservadores Metastasio y J.A.
Hesse, estaban furiosos por el cambio y
los vieneses quedaron un poco
confundidos de escuchar un canto
sencillo y melódico. Lo que más
resaltaba de su obra era una austera
emotividad con personajes estatuarios,
ritmos tersos y simpleza del lenguaje
musical.
Luego en 1774 Gluck hizo una versión de
la misma Orphée et Euridice, dándole
concesiones a los franceses. Orfeo no
fue cantado por un castrato contralto,
sino por un tenor alto, los recitativos
fueron nuevamente escritos y se tradujo
de italiano a francés.
Alceste en 1767, una paráfrasis de
Calzabigi a la tragedia de Eurípides,
muestra a los Dioses tranquilos por el
amor conyugal. Ya Gluck pasaba los
setentas y tenía problemas con los
partidarios de la ópera italiana además
de su socio el libretista Marqués de
Roullet. La ópera tragedia de Gluck, es
un monumento a la pasión humana. A la
orquesta se le adjudica una función
psicológica punto de partida para Wagner
que admiraba a Gluck.
Gluck introdujo el uso de la batuta y
cambió la historia de la ópera con sus
reformas, logrando la admiración de
personajes como Goethe y Schiller;
Hoffmann escribió un cuento en su honor;
Hector Beriloz estudiaba a fondo sus
partituras; Wagner y Richard Strauss
escribieron óperas inspirados en su
estilo reformista considerándolo el
padre de la ópera nacional alemana.
Wolfgang Amadeus Mozart, nació el 27 de
enero de 1756 en Salzburgo, hijo de
Leopoldo Mozart, compositor, director
musical. Mozart fue niño prodigio y
cuando tan sólo tenía doce años escribió
Bastien und Abstiene un singspiel (opera
cómica alemana con el diálogo hablado).
Mozart nunca inventó nada nuevo. El
siempre utilizó los vehículos
establecidos dándoles dramatismo y
riqueza sonora. Mozart puso el texto al
servicio de la música, creando óperas
llenas de bellas melodías y recitativos
agradables. Mozart adoraba escribir
ópera y tuvo serias dificultades cuando
se hizo músico independiente en Viena.
Trabajaba con rapidez e intensidad y
dirigió la mayor parte de sus
representaciones desde el clavicémbalo
dando énfasis en la expresión dramática.
La primera ópera buffa la compuso en
1769 La finta semplice. Durante su
adolescencia en Milán compuso Mitridate,
re di pronto (1770), Ascanio in Alba
(1771) y Lucio Silla (1772), con música
de temas del mundo antiguo llenos de
gracia y astucia. Luego compuso Il sogno
di Scipione (1772) para Salzburgo, La
finta Giardiniera (1775) para Munich,
mezclando la seriedad con el humor buffo.
Il re pastore (1775), es muy poética con
libreto de Metastasio. Zaide (1781) es
un singspel alemán, que utilizaba temas
sobre Turquía utilizados en ese momento
en el teatro musical.
Dos óperas serias para Munich fueron
Idomeneo, re di Creta (1781) y la
Clemenza di Tito (1791) de Metastasio,
para Praga. Idomeneo cuenta con un gran
trabajo a nivel de instrumentación ya
que contaba en ese momento con la
orquesta de la corte de Mannheim, la más
moderna orquesta de Europa. La Clemenza
di Tito por otro lado, es mucho más
lenta con un tono crepuscular.
Die Entführung aus dem Serail un
singpiel con tema turco, se presentó en
Viena convirtiéndose muy popular en los
países de habla germánica.
Cuando compuso Beaumarchais Le marriage
de Figaro ou la folle journée (secuela
de Le barbier de Seville), fue prohibida
por los censores de Viena y fue puesta
en escena en 1786, ante la clase baja y
convirtiéndose en todo un éxito. El
libreto de Lorenzo da Ponte (1749-1838),
se basa en una serie de intrigas en
cuatro actos, donde los personajes son
expuestos con todas las contradicciones
de pensamientos que tenemos los seres
humanos. Aquí es donde la ópera buffa
queda elevada en comedia de género. A
pesar de la densa escritura vocal cada
personaje queda debidamente
caracterizado y el aria retrata a los
personajes.
En el “drama giocoso” Don Giovanni
(Praga, 1787), los momentos más
importantes tanto dramáticamente como
musicales son expuestos en los conjuntos
finales con música e intereses
encontrados de gran complejidad. Los
personajes de donna Anna, don Octavio y
el Comendatore, son sacados de la ópera
seria, luego están donna Elvira y
Masetto personajes tragicómicos y
Zerlina, Leporello de la ópera buffa.
Cosí fan tutte (1790), última ópera
buffa escrita por Mozart con Da Ponte,
se desenvuelven seis personajes con
alegorías irónicas al estilo de la
comedia francesa, lo cual fue rechazada
en su época por considerársele
caprichosa y lasciva.
Pocas semanas antes de que muriera
Mozart se estrenó Die Zauberflöte el 30
de septiembre de 1791, hecha en alemán
por la demanda de obras en este idioma.
Tuvo gran éxito ya que combinaba
elementos ingenuos con una complejidad
de elementos estilísticos y de estratos:
la Reina de la Noche representa la ópera
seria, arias breves con las reformas de
Gluck, con una estructura dramática
mozartiana de finales complejos, con
escenarios espectaculares, cuentos de
hadas, estilo oriental, ideas masónicas
de fraternidad y farsa suburbana vienesa
representada por Papageno. El texto lo
escribió Emmanuel Schikaneder dramaturgo
y empresario que interpretó por primera
vez a Papageno.
Romanticismo
Durante esta etapa la música va a
reflejar la realidad que se vivía. En
ella se pintaba los horrores de las
prisiones y de como se rescataba a los
prisioneros, las desdichas, confusiones,
las guerras y las privaciones.
Los años entre el estallido de la
Bastilla (1789) y la caída de Napoleón
(1815), inmersa en guerras, hizo que el
héroe y la heroína se convirtieran en
los personajes predilectos especialmente
en la ópera de París. La ópera se
convirtió en ópera semiseria borrando
las fronteras entre lo cómico y lo
serio, entre el pathos heróico y el
idilio doméstico. Estas óperas tenían
relación con el abuso de poder, con los
prisioneros amenazados de muerte,
demostrando que el valor ante la muerte
conduce a la victoria de una causa
justa.
La única ópera de Ludwig van Beethoven
(1770-1827), fue Fidelio. Tiene texto
del francés Nicolás Bouilly, basado en
un accidente que el conocío como
inspector de prisiones. Beethoven lo
tradujo al alemán, ya que tenía un tema
moralizador. Al estrenarla en (1814) él
la tituló Leonore y no tuvo gran
expectación. Beethoven la revisó y le
cambió la estructura en dos actos y la
tituló Fidelio, dejando la obertura con
el nombre de Leonore. Responde al amor
conyugal que se expone al riesgo máximo
y termina con un jubiloso rescate final.
Beethoven no escribió más óperas, pero
si un tema incidental para la tragedia
de Goethe llamada Egmont (1810).
Hector Berlioz (1803-1869) se inspiró en
compositores como Gluck y Beethoven y
escribió dos grandes óperas al estilo de
la tragedia lírica.
Benevenuto Cellini (1838) y Les Troyens
(1863). En Cellini aparece el Leitmotiv
(tema significativo), que luego fue
elevado por Wagner en sus óperas
concentrando la paritura y la acción
musical. Berlioz escribió luego Beatrice
el Bénedict en un homenaje a Shakespeare
basada en Much Ado About Nothing (mucho
ruido y pocas nueces).
El poeta Victor Hugo (1802-1885) liberó
a parís del clasicismo estricto de
Racine y Corneille, con obras que
proclamaban el romanticismo francés con
tragedias de Shakespeare. Berlioz se
sintió liberado e hizo la sinfonía
dramática Romeo et Juliette (1839) de
Shakespeare y la leyenda dramática La
Damnation de Faust (1846), tomada de la
primera parte de “Fausto” de Goethe.
Cuando la gente empieza a cansarse de
los temas dramáticos de la guerra, luego
de que Napoleón había dejado a Europa,
se inicia una búsqueda y necesidad por
relajarse, con música más animada. Fue
un excelente momento para la aparición
del gran compositor Giacomo Rossini
(1792-1868), que inicia su carrera
haciendo óperas cómicas, descendientes
de la ópera buffa napolitana, con una
línea vocal emotiva, con conjuntos y
finales al estilo de Mozart, con pautas
rítmicas de ostinatos y crescendos, con
pasajes virtuosísticos en los
instrumentos de madera. Escribía por
encargo ópera tras ópera a gran
velocidad, con muchas situaciones
cómicas. Ejemplo es la Italiana en
Algeri (1813) e Il Turco in Italia
(1814). Con su versión De Il Barbiere de
Siviglia (1816), tuvo algunos problemas
con ciertos italianos al seguir los
pasos de Paisiello, pero las pegadizas
arias y conjuntos enmascararon el
comienzo de la comedia Beaumarchais. La
Cenerentola ossia la bontà in trionfo
(1817), es una versión del cuento de la
Cenicienta con gran encanto.
Otello es la primera ópera seria en 1816
en ocasiones representada con final
feliz. Eran normales los papeles de
mezzo soprano con coloratura, ya que
Rossini los escribía para que fueran
interpretados por su esposa la cantante
española Isabella Colbran, un ejemplo es
Elisabetta,regina d’Inghilterra(1815).
Mosè de Egitto (1818), fue la precursora
de Nabucco de Verdi, con Moisés al
frente del pueblo israelita cruzando el
Mar Rojo. Una ópera turca convencional
fue Maometto Secondo (1820).
París dio un cambio cuando transformo la
tragédie lirique en grand ópera con
compositores como François Esprit Auber
(1782-1862) y Fromental Halévy
(1799-1862), cuyas óperas tenían temas
históricos con suntuoso decorado y
escenografía. Rossini captó este estilo
en óperas como Le comte Ory (1828) y su
última ópera Guillermo Tell (1829).
Rossini decidió dejar de componer ópera
a los treinta y siete años disfrutando
de su fama, ya que venía una época donde
su estilo ya no sería tan aclamado.
Gaetano Donizetti y Vicenio Bellini
desarrollaron hasta la perfección el bel
canto (técnica vocal que enfatiza la
belleza del sonido, la expresión
dramática y la emoción romántica) e
iniciaron al mismo tiempo la búsqueda de
una mayor sinceridad dramática.
Llegado del romanticismo a Italia,
Gaetano Donizetti (1797-1849), compuso
la última ópera buffa italiana llamada
Don Pascuale (1843), combinando la
sensualidad de la ópera napolitana con
elementos de estilo francés. Un ejemplo
más es L’elisir d’amore (1832). Cuando
adquirió más energía dramática, fue con
sus óperas serias como María Stuarda
(1834), con la escena final de María
hacia el patíbulo que fue modelo para
otras óperas, Lucia di Lammermoor (1835)
adaptación de Sir Walter Scott, que
necesita una soprano de coloratura con
gran expresividad y brillantez.
Al llegar a Italia los temas históricos
hacen su aparición y el maestro de la
ópera italiana del bel canto Vicenio
Bellini (1801-1835), empieza a surgir.
La mujer toma un papel principal en
óperas como La sonambula (1831), donde
hay mujer que camina dormida por las
montañas de Suiza y Norma (1831), con
una heroína dramática con un final
trágico, admirado por Verdi y Wagner.
La ópera romántica va dirigida a la
audiencia burguesa, por ello los temas
nuevos van a ser sobre lo infinito, las
tinieblas, la media luz, los sueños, las
personificaciones de las fuerzas
naturales, la cósmica y la idea de que
todas las cosas tienen raíces comunes.
En Alemania esta idea patriota de la
ópera, caló mucho luego de que Napoleón
fue expulsado al igual que en otros
países eslavos.
En esta época tenemos compositores como
Louis Spohr (1784-1859), con sus óperas
Faust y Jessonda (1823) y a Theodor
Amadeus Hoffmann (1775-1822), con Undine.
Este compositor aseveró que la ópera es
el género más romántico de todos, porque
su única finalidad es el infinito.
El espíritu romántico en la ópera lo
impuso Carl Maria von Weber (1756-1826),
cuando causo sensación con su ópera Der
Freischütz en Berlín en 1821. Weber era
un experto hombre de teatro, pianista y
escritor con una mezcla de estilos entre
las primadonna italiana, la ópera cómica
francesa, elementos de Mozart y
elementos firmes alemanes y una gran
potencia melódica. Como todos los
románticos añoraban temas sobre la edad
media, compuso Euryanthe (Viena, 1823),
mortalmente enfermo compuso Oberón
(1826), también cuento de hadas,
caballeros y turcos, pensada para los
gustos imperantes ingleses.
Giacomo Meyerbeer (1791-1864) tuvo gran
éxito con un estilo propio utilizando
una técnica que mezclaba estilo italiano
y francés con la minuciosidad alemana.
Usó escenarios sobre cargados como los
barrocos, con grandes contrastes entre
personajes y voces opulentas.
Algunas de estas obras fueron Robert le
Diable (1831), ópera romántica de
terror. Les Hugenots (1836) basada en la
masacre del día de San Bartolomé (1572).
Le prophète (1849) espectáculo
turbulento sobre el movimiento
reformista, L’Africaine (1865) basada en
los viajes de Vasco de Gama en el
descubrimiento de las indias orientales.
Estas óperas fueron admiradas y
denigradas por otros, pero en la segunda
mitad del siglo XIX influyó en grandes
compositores como Verdi, Wagner,
Puccini, Amilcare Ponchielli y al
húngaro Karl Golmark.
Guiseppe Verdi nacido el 10 de octubre
de 1813, en una humilde aldea llamada
Roncole cerca de Busseto (Parma),
utilizó al principio libretos sobre
temas convencionales. Pero en pleno
movimiento político conocido como el
Risorgimento en Italia, Verdi compuso
Nabucco (1842), cuyo argumento es el
cautiverio de los israelitas en
Babilonia, convirtiéndose en un faro del
Risorgimento, el coro de los judíos como
en su himno.
Su nombre fue aclamado y se tomó como
las siglas de Vittorio Emanuele Re
D’Italia, el rey elegido y largamente
esperado.
Verdi adaptó las partes de soprano de
sus óperas para la soprano Giuseppina
Strepponi, que sería luego su segunda
esposa.
Los temas de Verdi eran literarios o
históricos y los libretistas siempre
tenían que ver como lidiar con los
sensores para desarrollar el tema. El
recitativo tenía acompañamiento
orquestal, con escenas del bel canto,
grandes coros, cambios constantes de
escena y finales expansivos. Los héroes
y heroínas eran de tesitura alta, los
atormentados de tesitura media y los
villanos eran contraltos o bajos. Verdi
insistía en la perfecta dicción, para
crear un realismo de la pronunciación y
como buen italiano, la voz y la forma
eran muy importantes. Hizo obras
sombrías como Macbeth (1847-1865) y
Simon Boccanegra (1857y1881), otras más
próximas a la grand ópera parisiense y a
Meyerbeer como I Vespri siciliani
(1855), La forza del destino (1862,1869)
y Don Carlos (1867 en italiano en 1884),
también Aida (1871) que fue compuesta
para el Cairo, pero se sitúa en Egipto
casi con tema mitológico. Basado en el
tema de libertad de Schiller, hizo I
Masnadieri (1847), Luisa Millar (1849),
Giovanna d’Arco (1854) y Don Carlos
(1867).
Con el drama moderno de Victor Hugo
compuso Hernán (1844) y Rigoletto
(1851). Óperas históricas como Il
Trovatore (1853) y Simon Boccanegra.
Hizo una ópera al estilo rococó Un ballo
in maschera (1859) y compuso la Traviata
en 1853 basándose en La dame aux
camélias de Dumas hijo.
Al morir Verdi en 1901, fue aclamado y
sus obras llegan a la cúspide en el arte
operístico italiano desde Rossini, con
un estilo de verosimilitud con
brillantez vocal.
Richard Wagner nacido en Leipzig en mayo
de 1813, siempre quiso ser un gran
escritor como Shakespeare y un gran
músico como Beethoven. Sus primeras
composiciones siempre tuvieron sus
propios textos. Se inclinó a ser un
artista político, agitador, con la idea
de cambiar el mundo y no solo a
distraerlo. Creó el Arte Total
combinando todas las artes en un solo
espectáculo.
Su personalidad inquieta lo llevó al
exilio y a las barricadas
revolucionarias de Dresde en 1849, a la
corte del rey Luis II de Baviera, a la
construcción de un teatro en Bayreuth
para sus obras. Finalmente murió en
febrero de 1883 en los cuarteles de
invierno en Venecia. Tenía una enorme
amistad con Nietzsche, ya que coincidían
con ciertas ideas y con un origen
similar. Wagner tenía una biblioteca con
numerosos libros de filología y
filosofía, ya que el quería lograr el
Gesamstkunstwerk, obra de arte total.
Trataba de reunir en sus óperas
mitología, filosofía, música, ayudado
por la filología y el drama de Grecia.
Gracias a esa mistad con Wagner,
Nietzsche logró publicar “El nacimiento
de la Tragedia” ya que Wagner lo envió a
su propio editor ante la negativa de
varios editores.
Desde sus primeras obras se notaba que
no eran óperas tradicionales. Dier
fliegende Holländer (Dresde, 1843) ya
contaba con las características
wagnerianas, como la fuerza de la
naturaleza con un ambiente de marinería,
melodías que caracterizan a los
personajes, una gran orquesta y la
versión secularizada de la idea
cristiana de redención.
Tannhäuser und der Sängerkrieg auf dem
Wartburg (Dresde, 1845) y Lonhengrin
(Weimar, 1850), denominadas óperas
románticas, utiliza las escenas heroicas
junto con el leitmotiv (motivo
conductor, hace referencia específica a
un personaje, un objeto, un sentimiento)
la idea de redención y el estilo
vigorosamente emotivo. Luego de escapar
a suiza para evitar un arresto por
revolucionario, escribió Tristán und
Isolde (Munich, 1865) contribuyó el
destino de la armonía moderna y el drama
musical psicológico. La partitura se
acerca a los límites de la tonalidad,
inspirando así a muchos compositores
atonalistas.
Die Meistersingers von Nünberg (Munich,
1868) es una comedia en tres actos,
donde se mezcla lo divertido con lo
serio. Wagner presenta aquí a una pareja
seria con una pareja bufa,
reconciliándose él mismo con las
convenciones de la comedia. Nos
encontramos con monólogos, danza formal,
danza popular, procesiones corales,
finales expansivos e incluso una doble
fuga en el final del segundo acto.
Wagner hizo una tetralogía, una fiesta
escénica con una velada preliminar y
tres veladas principales: Der Ring des
Nibelungen, es una recreación de una
tragedia griega basadas en sagas
germánicas y un mito de versos con
sonidos repetitivos. El quería que su
obra se representara como un ciclo y así
sucedió por primera vez en el Teatro del
Festival expresamente construido en
Bayreuth. Su fin era purificar a los
concurrentes, volviendo a lo que los
griegos llamaban la Catarsis. Das
Rheingold muestra cómo los esfuerzos de
Wotan por exaltar su poder y su
grandeza, desencadenan el mecanismo de
su perdición; Die Walküre, trata de la
hija de Wotan, Brünhilde y el amor entre
los hermanos Sigmund y Sieglinde;
Siegfried, representa al héroe elegido
como redentor; Götterdammerung retrata
la catástrofe de Siegfried y Wotan. El
leitmotiv esta siempre presente con
ciertas variantes en todas las
representaciones.
Parsifal (Bayreuth, 1882), fue para
Wagner, su última y la más sagrada de
sus obras fue lo que el llamó como
festival escénico sagrado. Trata de un
héroe del poema medieval de Wolfran von
Eschenbach, redentor de los caballeros
del Santo Grial (vasija en que fue
recogida la sangre de Cristo en el
Gólgota), mostrando por los temas de
redención y regeneración los principios
cristianos que tenía Wagner.
Todo en Wagner era un simbolismo
permanente, desde los pasajes
orquestales, el misticismo que envuelve
la acción estática, los acontecimientos
del escenario simbolizan la vida interna
de los personajes, con armonías fluidas,
dando los primeros pasos del teatro
simbolista y expresionista.
Muchos fueron influenciados por Wagner
positivamente, pero otros como Igor
Stravinsky (1882-1971), no soportaba el
drama musical e insistió en la forma
clásica, el ritmo preponderante y la
brevedad en las acciones, especialmente
en su oratorio Oedipus Rex. Otro
compositor que volvió a las formas del
barroco fue Paul Hindemith (1895-1963)
en Mathis der Maler (1938) y Cardillac
(1926).
En París la tragedia lírica ya era
aceptada como teatro musical, con ricos
decorados, arias agradables y un aspecto
importante como el ballet.
Charles Gounod (1818-1893), era una
autoridad del bel canto en Francia. Su
ópera Fausto escenifica la obra de
Goethe, rompiendo con el drama
filosófico, donde le da comodidad a la
soprano en su coloratura, con números
agradables y sentimiento lírico.
Otro gran compositor que siguió esta
línea fue Georges Bizet (1838-1875), con
Les Pècheurs de perles, con hermosas
melodías.
Jules Massenet (1842-1912), hizo obras
con un encanto sensual en su sonido y
bordea el estilo naturalista. Algunas de
sus óperas son Manon (1884) y Werther
(1887), basada en las aventuras del
joven Werther de Goethe.
Samsom et Dalila (1877) de Camille Saint
Saëns (1835-1921) es una gran ópera con
gran exotismo, con tres personajes
principales, gran coro y ballet.
Siglo XX
La excepcional ópera Carmen de Bizet,
fue la encargada del cambio hacia el
arte veraz en 1875, donde el realismo se
fue transformando en naturalismo. Esta
ópera esta hecha en cuatro actos donde
se muestra la vida cotidiana de unas
trabajadoras de una fábrica de tabacos,
contrabandistas gitanos, toreros y
soldados. Todo con un sabor español, con
danzas y conjuntos, deleitando a todos
los antiwagnerianos.
En Italia Pietro Mascagni (1858-1945),
convirtió un simple relato en un
melodrama cotidiano en Caballería
rusticana (1890), ópera en un acto. Al
ser corta, acostumbraron ponerla en
escena junto con Pagliacci (1892) de
Ruggiero Leoncavallo (1858-1919), donde
la voz del tenor en el papel de Canio es
excepcional y toda la acción esta hecha
en forma concisa utilizando las formas
del bel canto dentro del drama
naturalista. Este nuevo estilo se llamó
en Italia como verismo y constituyó la
ópera italiana del nuevo siglo.
Operas geniales que van más allá del
verismo son compuestas por el compositor
italiano Giacomo Puccini (1858-1924),
nacido en Lucca, descendiente de
músicos, fue influenciado luego de
escuchar Aida de Verdi, e hizo un cambio
de su vida y se dedicó a la composición.
Sacó provecho de lo que aprendió con las
óperas de Verdi y Wagner. Estudió con
Amilcare Ponchielli y con la ayuda de
Arrigo Boito y Giovanni Ricordi, estrenó
su primera ópera La Villi. Aparecería
después Manon Lescaut (1893), es una
tragedia de pasión, con gran
orquestación, utilizando el bel canto e
incluyendo una complejidad psicológica.
La Bohème (1896), dirigida por Arturo
Toscanini en Turín, cuenta la historia
de cuatro artistas del barrio de París,
con un final bastante triste. . Tosca
(1900), tiene el esquema italiano de
tres personajes principales (tenor,
soprano, barítono), utilizando el
verismo con carácter histórico. Las
voces son al estilo del canto dramático
italiano y la orquesta inspirada en
Wagner, tiene motivos sinfónicos y
revela los sentimientos íntimos de cada
personaje. Madame Butterfly (1904),
situada en el lejano oriente, tema de
moda en la época de Puccini, La
fanciulla del West(1910), basada en los
buscadores de oro y los bandidos,
haciendo que el nuevo mundo saltara al
escenario operístico. Era necesario que
apareciera años más tarde, precedida por
la Rondine y el Tríptico, Il Tabarro,
Suor Angelica y Gianni Schicchi. Su
última obra maestra fue Turandot (1926),
ópera que lamentablemente no pudo ser
terminada por Puccini pues el cáncer de
garganta del que padecía impidió que
pudiera concluirla. La parte final fue
confiada a Franco Alfano, quien, por
pedido de Toscanini, concluyó el último
acto. Tuvo Puccini un profundo sentido
de la construcción teatral, excelencia
al otorgar intensidad lírica a los
sentimientos íntimos y mano segura para
trazar con claridad los ambientes en los
que se mueven sus personajes, poniendo
en relieve la psicología femenina.
Para este momento surgían óperas de
carácter nacionalistas en los países de
los márgenes de Europa, conciencia
nacional que empezó a desarrollarse
durante el siglo XIX. La ópera buscó
nuevos idiomas reflejándose este
movimiento con danzas, canciones y
vestidos en obras de compositores de
Bohemia que pertenecían al imperio
Austro Hüngaro, como La novia vendida
(1866) de Smetana (1824-1884) y Rusalka
(1901) de Antonin Dvorák (1841-1904). La
vida de Moravia se vió reflejada por las
óperas de Leos Janácek (1854-1928),
quien tenía un estilo impetuoso muy
propio.
Los rusos por su parte introdujeron
melodías rusas en sus óperas como Mijail
Glinka (1804-1857), Una vida por el Zar
(1836) y Russian y Ludmila (1842). Piotr
Tchikovsky (1840-1893), combinaba como
en el resto de sus obras elementos del
estilo francés con melodías simples
rusas cosa que alguna gente criticaba,
Eugene Onegin (1879), mostraba rasgos
del teatro musical ruso y en Pique Dame
(1890), mostró una historia romántica de
terror.
Modesto Mussorgsky (1839-1881), creó un
lenguaje musical ruso muy lejos del
estilo centroeuropeo, en un drama
musical popular llamado Boris Godunov
(1874) y en Kovanshchina (1886),
historia basada en le edad media rusa.
Continúan con esta tendencia, Sergei
prokofiev (1891-1953), con Guerra y Paz
(1944) y Dimitri Shostakovich
(1906-1975).
Jacques Offenbach (1819-1880) continúa
el estilo de tradición francesa en Les
contes d’Hoffmann (1881), representada
póstumamente en Francia, con un estilo
lleno de ideas románticas, acabada y
modificada por Guiraud.
En Inglaterra la ópera nacionalista no
tuvo mucho acogida, ya que la
aristocracia permanecía fiel a la ópera
italiana y las clases medias
consideraban que el teatro era inmoral.
El nacionalismo inglés sólo se vio
reflejado en adaptaciones de Henry
Bishop (1786-1855), con Michael William
Balfe (1808-1870) y con la primera ópera
nacionalista romántica inglesa El rey
Carlos II (1849) de George Alexander
McFarren. Todo esto cambió con la
fundación de D’Oyly Carte Opera Company,
poniendo en escena óperas cómicas de W.S
Gilbert (1836-1911) y Arthur Sullivan
(1842-1900), combinación que resultó
genial para el gusto de las clases
medias de la época.
La ópera en Inglaterra también estuvo
influenciada por Wagner como es el caso
de The Wreckers (1906) de Ethel Smythe.
A la vez existía una reacción contra
Wagner como ejemplo las óperas de Ralph
Vaugham Williams (1872-1958) y Gustav
Holst (1874-1934).
En Muniqúes, Richard Strauss
(1864-1949), utilizaba elementos de
Wagner sobrepasando su genialidad.
Strauss fue educado al estilo clásico,
director de orquesta y hombre de teatro.
Estos elementos se juntaron en óperas
excelentes como lo son Salomé (1905) y
Electra (1909) con textos de Oscar Wilde
y Hugo von Hofmannsthal respectivamente.
Estas óperas influenciaron compositores
posteriores como Shoenberg y Berg. La
ópera cómica Der Rosenkavalier (1911),
representa personajes contrastados,
salpicada de valses vieneses y con
partes vocales muy precisas, alejando la
armonía de la atonalidad.
Strauss siguió defendiendo la ópera
cómica hasta avanzada edad utilizando
formas barrocas de ópera seria y ópera
buffa con personajes de la mitología
griega y de la commedia dell’arte,
defendiéndose del drama musical, ejemplo
de esto es Ariadna auf Naxos (1916),
Intermezzo (1924), Arabella(1933), Die
Schwigsame Frau (1935), Capriccio
(1942). Strauss consideraba que su
mejores obras eran las óperas con temas
clásicos como Die Agyptische Helena
(1928), Dafne (1938) y Die Liebe der
Danae (1944 y 1952).
Otros defensores de la ópera cómica
fueron d’Albert con Die Abriese (1898),
Ermanno Wolf-Ferrari (1876-1948)
reviviendo la Venecia de Goldoni.
A la sombra de Strauss se encuentra el
compositor Hans Pfitzner (1869-1949)
romántico tardío que compuso Palestrina
(1917).
El impresionismo en la ópera está
representado por Claude Debussy
(1862-1918), con su ópera Pelléas et
Mélisande (1902), basada en una obra
teatral de Maurice Maeterlick con música
basada en pequeños motivos de color
impresionista. Este colorido influencio
a Béla Bartók (1881-1945), en su ópera
El castillo de Barba Azul (1918) y otra
versión de Paul Dukas (1965-1935)
Ariadne et Barbe-Blue (1907).
Nocolai Rimsky Korsakov (1844-1908),
maestro de Stravinsky, hizo óperas de
cuentos populares rusos con colorido
impresionista.
El compositor Vienés Arnold Shoenberg
(1874-1951), usa un lenguaje
expresionista con profundidad
psicológica, con una orquesta mucho
mayor que la de Strauss, donde se
expresan los sentimientos y la vida
interior de los personajes. Prueba de
esto son Die glückliche Hand (1924) y
Erwartung (1928). El dodecafonismo que
es la disposición de doce notas
cromáticas de la escala en diversas
modalidades, está presente en Moses und
Aron (1954 y 1957), basada en un tema
del antiguo testamento.
Allan Berg (1885-1935), fue discípulo de
Shoenberg y basándose en la experiencia
de la primera guerra mundial compuso
Wozzeck (1925), que narra la historia de
un triste soldado que es lanzado a un
acto de desesperación. Lulu (1937) fue
su ópera póstuma, con reglas
dodecafónicas, incorporando el canon, la
coral, el airoso, así como el ragtime y
un vals inglés.
El dodecafonismo junto con la técnica
serial de Antón Weber, influnció a
muchos compositores del siglo XX como
Ernst Krenek (1900-1991), Bernd Alois
Zimmermann (1918-1970).
Carl Orff con su cantata Carmina Burana
(1937) con ritmos y texturas musicales,
le dieron la vuelta al mundo. Hizo
óperas cortas como Der Mond (1939) y Die
Kluge (1943), basándose en cuentos de
hadas. Tragedias griegas como Antigonae
(1949) y Oedipus der Tyrann (1959) y
Prometheus (1968).
La técnica dodecafónica pasó a italia
con Luigi Dallapiccola (1904-1975), con
Il prigionero (1950), con temas
políticos antifascistas. Otro en usar
estos temas es Luigi Nono (1924-1990).
Luciano Berio con Opera (1970),
entreteje el tema de la muerte, mientras
que Un re in ascolto (1984), se aproxima
a los temas de Shakespeare.
No puedo dejar de nombrar la gran
contribución a la ópera del siglo XX,
por productores y escenógrafos como
Luchino Visconti, Franco Zefirelli,
Giorgio Strehler y Luca Ronconi.
Musicales
Todos estos cambios en la ópera dieron
lugar a una nueva forma musical llamada
la comedia musical o musical, creación
angloamericana y cuyo origen esta en
Londres gracias a un gerente teatral
llamado George Edwardes en la década de
1890. El énfasis está en las melodías
pegadizas con bailes, coros, melodramas
y mucho sentimentalismo. Compositores
como Jerome kern, Richard Rodgers,
Lorenz Hart, Oscar Hammerstein II y Cole
Porter. Británicos como Noël Coward y
Andrew Lloyd Webber fueron muy
influenciados por los americanos.
Se abrió una gran brecha entre lo que
era música seria y música para la
diversión y algunos amantes de la ópera
no aceptaban bien este nuevo género de
la comedia musical.
Gershwin con su ópera popular Porgy and
Bess (1935), llena de tradición
afroamericana y West Side Story (1957)
de Leonard Bernstein, hicieron que se
respetara más la nueva forma musical
dado el ato nivel que llegaron a tener.
Desde Purcell no hubo compositor
británico que destacara hasta que llegó
Benjamín Britten (1913-1976) con Peter
Grimes (1945), seguido de su ópera
cómica Albert Herring (1947) y de la
tenebrosa ópera de cámara The turn of
the Screw (1954). Inventó nuevas formas
como la ópera de niños y la ópera de
iglesia, llevando a la música inglesa a
desarrollarse a un modernismo todavía
tonal. Algunos compositores siguieron el
camino trazado por Britten como Michael
Tippet (1905-1998).
Al terminar la segunda guerra mundial,
los teatros habían quedado destruidos y
el simple hecho de pensar en hacer ópera
resultaba una pérdida de tiempo. Se
hicieron óperas de cámara de bajo
presupuesto. La técnica dodecafónica la
utilizó Wolgang Fortner (1907-1978), en
la tragedia lírica Bluthochzeit (1957).
También se quiso romper con la música
serial y el dodecafonismo. El compositor
polaco Krzysztof Penderecki, nacido en
1933, compuso Los diablos de Loudon
(1969), utilizando una técnica nueva de
ruidos-sonidos o sonidos-ruidos. Los
avances tecnológicos sirvieron para que
los compositores los usaran en sus
nuevas creaciones, irrumpiendo en la
producción de las óperas y siguiendo la
línea del teatro total, usando discos,
cintas magnetofónicas, electrónica,
micrófonos, televisión, sonidos
artificiales y distorsionados.
Compositores como John Tavener (n. 1944)
refleja en su ópera St. Mary Egypt
(1992), la influencia de la iglesia
ortodoxa rusa. Stephen Oliver
(1950-1992) hizo diez óperas largas, una
de ellas The duchess of Malfi (1971),
demostrando que es un maestro de la obra
literaria utilizando libretos de
Webster, Kafka, Chejov, Yates, Dickens y
Fielding.
En Alemania se ha destacado en los
últimos tiempos Aribert Reimann (n.1936)
con Ein Tumspiel (1965), Melusine
(1971), y King lear, vanguardista con
una pincelada neo-romántica.
Como último compositor cabe mencionar a
Jacob Lenz (1979), ópera de Wolfgang
Rihm nacido en Karlsuhe en 1952,
rompiendo con los tabúes modernistas e
imprimiendo su propio estilo.
El teatro total, utilizando todos los
avances tecnológicos existentes, es lo
que predomina al igual que el uso de
cualquier estilo ya sea romántico,
dodecafónico, serialista, bel canto o
declamatorio. Hay muchas tendencias
diferentes y a todo se le da rienda
suelta.
La tensión entre el público conservador
y el teatro musical moderno, poco a poco
se va reduciendo y se van poniendo al
alcance de todo público obras diversas,
aumentando el público tanto de la ópera
tradicional como de las nuevas
manifestaciones teatrales musicales.
De lo que si estoy segura es que la
ópera es algo de lo que aún hay mucho
que decir y hacer en cuanto a
composición e interpretación y esta muy
lejos convertirse en un arte olvidado.
Podemos concluir que la ópera no es un
espejo de la vida, ni un intento por
resumir canto, música instrumental,
drama, texto, baile, luz, escenografía.
Todas las óperas aún las no muy gustadas
por el público en general, reflejan un
periodo histórico importante para
nosotros. Así que cada vez que se abre
el telón podemos disfrutar de un momento
histórico que cobra vida y nos introduce
en lo cómico, dramático, trágico
realista o idealista.
Cuando surge un estilo de grandes
escenarios con dramáticas
interpretaciones, luego nace la
simplicidad y comicidad, dando paso
siempre a algo nuevo, al principio a
veces rechazado, pero que luego surgiría
como lo más espectacular.
Así es la historia de la ópera, una
eterna interacción de ilusiones y
realismo, tragedia y comedia,
simplicidad y complicación.
En la actualidad tenemos una serie de
avances tecnológicos que nos ayudan a
presenciar impresionantes montajes y de
componer óperas con nuevas tendencias
musicales.
Sin embargo la temática siempre va estar
llena de emociones humanas, manifestando
el ser espiritual del hombre.
Bibliografía
Abraham, Gerald. (1994). The Concise
Oxford History of Music. Great Britain:
Biddles
Alsina, Pep. (2001). Graó Música.
Barcelona: editorial Graó.
Aristóteles. (IV a.C.). Poética.
Recuperado el 8 de julio de 2007, de
http://www.apocatastasis.com/poetica-arte-aristoteles-tragedia-comedia.php
Barquet, Nicolás. (1994). Operas
Famosas. Barcelona: Editorial Juventud
Batta, András. (2000). Opera,
compositores, obras, intérpretes.
España: Könemann Verlagsgellschaft.
Bie, Oscar. (1947). Historia Universal
de la Opera. Buenos Aires: Editorial
Centurión.
Collins, Stephen. (2005). Música
Clásica. México: Editorial Diana.
Costa Madriñan, Julio. (2007). Trabajos
sobre la Tragedia. Recuperado el 20 de
junio 2007, de
http://www.galeon.com/julio-costa/trabajos/tragedia.htm.
Enkidu. (2006). Los Castrati. Recuperado
el 25 de junio del 2007, de
http://enkidu.netfirms.com/art/2005/290405/E_010_290405.htm.
Parker, Roger. (1994). The Oxford
Illustrated History of Opera. New York:
Oxford University Press.
Pérez Perazzo Jesús Ignacio. Hitos de
Nuestro Sistema Musical. Recuperado el
20 de junio de 2007, de
http://www.histomusica.com/libros/hitos.php.
Potel, Horacio. (1999). El Nacimiento de
la Tragedia. Friedrich Nietzsche.
Recuperado el 25 de setiembre de 2007,
de
http://www.nietzscheana.com.ar/tragedia/dieciseite.htm.
Salvat editores. (2004). La
enciclopedia. Madrid: Salvat Editores
S.A.
Van Den Hoogen, Eckhardt. (2005). El ABC
de la Ópera. México: Taurus editorial
Santillana.
Waldermar Axel, Roldán. (1999).
Diccionario de música y músicos. Buenos
Aires: el Ateneo.
Weblaopera. (1999). Historia de la
ópera. Recuperado el 26 de junio de
2007, de
http://www.weblaopera.com/historia/histo3.htm.
Zermeño Morales, Erick B. (2006). De
monstruos y prodigios. La historia de
los castrati. Recuperado el 25 de junio
de 2007, de
http://www.weblaopera.com/cronicas/cronicas44.htm.
|