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DIVULGACIÓN CULTURAL

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MÚSICA
 
Harvey Sachs
Arturo Toscanini, el director de Puccini
 

Mientras Puccini asistía en Pisa, en marzo de 1894, cumplido un año de la premiere turinesa, a la reposición de Manon Lescaut con la dirección de Arturo Toscanini, todo el mundo lírico estaba enterado de que tanto él como leoncavallo elaboraban musicalmente una misma historia, extraída de las Scènes de la vie de Bohème de henri Murger. Por ese tiempo, Toscanini mantenía una fluida relación tanto con uno como con el otro, punto de tratarse con un familiar "tú".

Puccini y Toscanini

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El 21 de mayo de 1892, en el teatro Dal Verme de Milán, el maestro parmesano había dirigido la primera representación de I pagliacci, como parte de una corta temporada cuya atracción mayor fue la presentación del barítono Victor Maurel. A parecer, Toscanini había sido recomendado a Leoncavallo y a su editor Edoardo Sonzogno por el barítono marsellés, a instancias de Giuseppe Verdi, que había contado con él como primer Iago en 1887 y que lo tendría pronto como primer Falstaff.

Toscanini nunca tuvo mucho afecto por I pagliacci, por lo que no manifestó mayor interés en dirigir el estreno de La Bohème de Leoncavallo, ni de la subsiguiente I Medici. En cambio, dos factores lo indujeron a hacerse cargo del estreno mundial de La Bohème de Puccini en el Teatro Regio de Turin el 1° de febrero de 1896. Por una parte, la sola lectura de la partitura le bastó para enamorarse de la obra, y por otra parte, consideró que como flamante director del Regio debía dirigir todas las óperas programadas para la temporada.

El Regio, con una existencia más que sesquicentenaria, había sido restaurado durante 1895, y Toscanini había bregado por que se le proveyese un foso para la orquesta, y que su escenario fuese equipado con un nuevo sistema de iluminación y un nuevo órgano. La temporada se abrió el 22 de diciembre con la primera producción italiana de El ocaso de los dioses, con un éxito muy superior al previsto. Acontinuación, se montó Falstaff, que valió a Toscanini las felicitaciones de Arrigo Boito y el comienzo de una larga amistad con el poeta-compositor. Y luego de algunas representaciones de la olvidada Savitri de natale Canti, el mundo musical italiano cautivado por la première mundial de La Bohème. Entre las personalidades asistentes cabe consignar al duque y a la duquesa de Aosta, la princesa Letizia y el conde de Turín, el conde y la condesa Franchi Valetta, Mascagni, Boito y Ricordi.

Luego del éxito obtenido tres años antes por Manon en el Regio, la reticencia de Puccini en aceptar dicho teatro como sala de estreno de su Bohème no puede atribuirse a sus pobres condiciones acústicas, modificadas en la reforma de 1895, sino al natural nerviosismo que acompaña a todo estreno y una cierta animadversión hacia Toscanini, al que trata despectivamente en carta a Ricordi. La insistencia de Ricordi en que Turín es la elección correcta y el comienzo de los ensayos cambian el humor del compositor. "Tosacanini fue muy atento conmigo", le cuenta a Luigi Illica en carta fechada el 6 de enero, mientras no encuentra mayores reparon en el resto del elenco, salvo el barítono Tieste Wilmant (Marcello) que le parece infame.

Cesira Ferrari (Mimi), que fuera la primera Manón Lescaut, fue más tarde elegida por Toscanini para encarnar a Melisande en la primera producción italiana de la ópera de Debussy en la Scala, en 1908. Se rumoreaba que Puccini estaba enamorado de la diva, aunque ésta más bien correspondía al amor de Toscanini. En cuanto a las objeciones del compositor con respecto al director, se transformaron , tras el estreno, en ilimitada admiración.

La premiere de La Bohème dio el impulso decisivo a una relación profesional excepcionalmente fructífera y en una amistad algo más frágil, pero no menos duradera. Puccini quiso que Toscanini fuese el director del estreno de Tosca. "Recuerda que serás tú quien la desflore", le escribe el compositor en 1898. Sin embargo fue Leopoldo Mugnone el director del estreno romano, asumiendo Toscanini la dirección de la reposición en la Scala, dos meses después. La estima de Puccini por Toscanini fue en grado creciente, así como la que sentía por Mugnone, su director favorito antes de La Bohème, tomó la vía inversa. Cuando Mugnone dirigió La rondine en 1917, el compositor dijo haber sido "masacrado".

Toscanini estaba desvinculado de la Scala cuando allí tuvo lugar la desastrosa primera representación de Madama Butterfly, el 17 de enero de 1904. Años más tarde, mirando el hecho a la distancia, Puccini consideró que una de las causas del desastre había sido la ausencia del maestro en el podio. No obstante, Toscanini condujo la premiere sudamericana de la versión revisada, en el desparecido teatro de la Ópera de Buenos Aires, el 2 de julio de 1904. A él se debió también el estreno mundial en 1910 de La fanciula del West en el Metropolitan Opera de Nueva York. Nunca dirigió, porque no eran de su gusto, ni La rondine ni Il trittico. En cambio, tuvo a su cargo la première mundial de Turandot en la Scala, dos años después de la muerte del compositor. 

Si bien Toscanini ofreció más representaciones de Madama Butterfly que de ninguna de las otras óperas de Puccini, Manon Lescaut y La Bohème parecen haber sido sus favoritas. Dirigió Manon en el Teatro Dal Verme en 1897; en Buenos Aires en 1903, 1904, 1912; en Montevideo 1903; en París, 1910; regularmente en la Scala entre 1922 y 1929 y en Berlín, con el conjunto de la Scala, en 1929.

En cuanto a La Bohème, además de la primera producción de Turín, Toscanini la dirigió en Brescia en 1896, en Venecia en 1897, nuevamente en el Regio de Turín en 1898, en la Scala en 1900, en Buenos Aires en 1904 y 1912, en París (sólo el acto III) y en el Metropolitan de Nueva York en 1910, y finalmente, otra vez en la Scala, en diciembre de 1924, cumplido un mes de la muerte del compositor. Entre sus Mimi hay que incluir a Adelina Stehle, Emma Carelli, Rosina Storchio, Geraldine Farrar, Lucrezia Bori y María Zamboni; y entre sus Rodolfo a Edoardo Garbin, Enrico Caruso, Hermann Jadlowker, Giuseppe Anselmi y Aureliano Pertile.

Toscanini renunció a la dirección de la Scala en 1929, y salvo su participación en los festivales de Bayreuth y Salzburgo en el transcurso de la década de 1930, se dedicó casi exclusivamente a la música sinfónica durante el siguiente cuarto de siglo de su carrera, no interviniendo nuca más en una producción escénica completa de una ópera.

Sin embargo, entre 1944 y 1954 dirigió la Orquesta Sinfónica de la NBC en versiones de concierto de siete obras líricas, incluida La Bohème, que fue ejecutada en dos sesiones, el 3 y el 10 de febrero de 1946, en celebración del cincuentenario de su estreno mundial, con Licia Albanese y Jan Peerce cantando las partes de Mimi y Rodolfo. La notable interpretación -más vigorosa y trágica que ninguna de las conocidas- fue radiodifundida y registrada y ha sido editada y reeditada varias veces, estando ahora disponible en CD. Parte de los ensayos también fueron registrados y deberían estar disponibles para información de estudiantes y músicos profesionales. El fragmento en que Toscanini ensaya con la orquesta el acompañamiento del "Vals de Musetta" (Acto II), es en sí mismo una extraordinaria lección sobre el uso del tempo rubato.

El año 1946 aportó otra sorpresa, no tan conocida como la grabación de La Bohèmepero igualmente fascinante. Toscanini, que a partir de 1930 dejó de dirigir en la Italia fascista y vivió en el exilio en los Estados Unidos desde 1938, regresó a su país después de la segunda guerra mundial para dirigir el concierto con que se reabrió la Scala de Milán, que había sido seriamente dañada durante los bombardeos aliados de 1943. Ese concierto -uno de los más conmovedores acontecimientos de la historia musical italiana reciente- tuvo lugar el 11 de mayo de 1946. El programa, íntegramente de música italiana, ofreció en su instancia central el tercer acto de Manon Lescaut (incluido el Intermezzo) en versión de concierto, con Mafalda Favero como Manon, Giovanni Malimpiero como Des Grieux y Mariano Stabile como Lescaut. Se conserva un registro de muy baja calidad pero no menos impresionante de ese concierto, que con suerte será publicado algún día, para solaz de los oyentes e información de las presentes y futuras generaciones de intérpretes puccinianos. Fue el último y más grande tributo de Toscanini al compositor con el que estuvo tan ligado en vida de ambos como lo sigue estando mucho después de su muerte.

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Arturo Toscanini


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© Helios Buira

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