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MIS HISTORIAS

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Santiago sonrió y agregó:
-O sea que de golpe, te volviste intensamente artista, y el hecho de que una mujer, bella según vos, comparta el taller, no te permite “mirarla” de la manera que lo hacés con cada mina que se te acerca…

-No es eso –interrumpí- se trata de que recién desembarca en el taller, es una persona que trabaja seriamente, comprometida con su obra y supongo que también con su existencia, que parece ser se separó hace poco y quizás esto sea lo importante: no quiero más problemas, más engorro en mi existencia que por ahora, logro mantener en un estado parecido a lo placentero, a lo tranquilo, al buen estar. Además, ya te dije, no puedo pagar la totalidad del alquiler, entonces, ella colabora con la mitad y se me hace más fácil. Si querés, es una relación en la que ambos conseguimos una parte de lo que necesitamos. Yo parte del alquiler y ella un espacio para trabajar, pues lo había perdido al separarse. Digamos, un trueque.

-Entiendo –dijo- Pero me cuesta creerte, me cuesta imaginarte tan modosito, tan buenito…

-Pensá lo que quieras. Dije.

--¿Y cómo va la novela? Dijo así, de repente, cosa que me sorprendió.

-¿Qué novela? Dije.

-Dale, no te hagas el tonto. Dijo.

-Creí que no me escuchabas o no querías darle importancia a lo que te dije sobre ella.

-Sabés que te escucho y también que le doy importancia a tus cosas. Sólo que me cuesta pensar en ello, pues en verdad, no te veo como escritor. Lo dijo mientras cambiaba la yerba al mate.

--Ya me hiciste ese comentario –dije-. No soy escritor, pero, seguramente, en el momento en que me ponga a escribir esa novela, ingresaré en la categoría de los literatos. ¿Qué es ser escritor, escultor, o lo que sea en el mundo de la expresión artística?

-Bueno –dijo- que cada uno se expresa en determinada disciplina y eso hace a las diferencias, más allá de los contenidos.

-Recuerdo –interrumpí- cuando Abelardo Castillo me dijo aquello de que un escritor es un hombre que escribe. Claro, la diferencia es qué cosa escribe, y si lo escrito tiene al menos un acercamiento a cierta profundidad o es en realidad un mamarracho indescriptible, cosa que, se me ocurre, estoy dispuesto a enfrentar si me lanzo a escribirla.

-¿Cuál sería el tema? ¿Sobre qué escribirías? Dijo.

-No sé –dije- Por ahora, tengo la idea de escribir sobre un tipo que quiere escribir una novela, pero no sabe cómo hacerlo y se le ocurre escribir acerca de alguien que quiere escribir una novela, pero en todo el recorrido de la trama, nunca la terminará. O sea, como una novela a la segunda potencia. Saldrá a buscar personajes, tal vez al mismo tiempo busque un narrador y no sabe si lo hará en primera, segunda o tercera persona. Pensá que no tiene experiencia alguna, ya que será su primer intento como escritor.

-Pero el que escribirá serás vos. Dijo.

-Sí, respondí. Claro que voy a ser yo. ¿Qué querés decir?

-Nada, simplemente eso –dijo- sólo que tal vez te metas en un brete, en un lío fenomenal al tener que narrar de qué manera el tipo podría escribir esa novela.

-Seguro, interrumpí. Pero si no lo intento jamás sabré si podría haber escrito una novela. Si no sale, listo, a otra cosa. Pero…

-Pero si sale –dijo- no te detendrás hasta terminarla y, si mal no recuerdo, enviarla a ese concurso literario para ganarte los cincuenta mil pesos…

-Así es, dije sonriendo.

-Estás loco, terminó diciendo.


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© Helios Buira

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