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TEXTOS
De mi autoría
 

Lo bello. Lo bueno. Y un poco de Rodin

Una obra de arte es una entidad.
Tiene vida propia, tiene su universo y el cómo y el porque fue hecha, es algo que no la modifica.
Esa identidad tiene sus pares en las distintas disciplinas que conforman el mundo del arte, cada una, con la impronta digital que le corresponde.
A su vez, esta entidad, está inmersa en la circunstancia del hombre, es una presencia que habita el planeta.
Más si alguien se detiene a observarla, el cómo y el porque se para ante ella, es algo que tampoco la modifica.
Pero qué sucede cuando alguien se ubica frente a una obra, abiertos los sentidos: ese alguien ya no será el mismo.
Aparece aquí un interrogante debido al carácter esencialmente subjetivo de la obra artística y a la correspondiente subjetividad en el juicio valorativo de quien la observe.
Quizás por eso Picasso dijo que una obra de arte son tantas obras como gente la mire.
Quiere decir esto, que esa entidad, esa cosa que tiene su propio universo, funciona como disparador de las necesidades sensibles de quien se detiene ante ella y debido justamente a que ese encuentro se da en el plano de lo subjetivo, es que cada uno siente lo que solamente ese uno puede sentir.
 
Lo bello está fuera de lo estético.
Sucede que hace mucho tiempo vinieron los racionalistas a decirnos donde estaba la belleza. Llegaron con el bisturí del análisis y comenzaron a desmenuzar, observando y haciendo observar que tal masa, que tal plano, que el ritmo, la línea y todo lo que hace a la composición de una obra estaba bien o mal hecho.
Dijeron: he aquí lo bello.
Mentiras.
Un Esclavo de Miguel Ángel no es bello por lo que estos tipos dijeron.
Es bello porque está cargado de una Energía Superior, misteriosa, que se produce en el instante en que Miguel Ángel inicia el recorrido de las formas para determinar el volumen de ese esclavo. Por algo dijo que lo que él hacía estaba dentro de la piedra y que solo tenía que quitar lo que estaba de más. El sabía de qué se trataba.
Pero es bello también porque se ocupa del hombre, en este caso del hombre que sufre. Porque a él le dolía el sufrimiento o porque quizá se sentía esclavo en su propio sufrir o atado a sus propias circunstancias. El caso que fuere da lo mismo, no modifica en absoluto el resultado: la descomunal belleza del esclavo.
Digo entonces que lo bello está en lo ético.
Porque la fealdad también tiene sus manifestaciones. Fea es la tortura, fea es la guerra, la injusticia, la corrupción de los gobernantes, la impunidad, el hambre, la esclavitud, la desocupación y cuantas cosas más.
Lo que el artista hace, es contar lo que ve, lo que acontece en el mundo, pues es un testigo. Y están los artistas que expresan desde su inconsciente, un sentir de formas y colores, contando sensaciones, que serán recibidas por el observador, en la misma frecuencia energética.
El artista no escamotea, no oculta. Dice la verdad.
Va a la esencia, a lo verdadero.
La belleza en lo estético es artificio.
La Naturaleza tiene otros valores y la Energía Universal otros modos de expresión.
Por ello solo el hombre puede ser ético.
 
Escuchen Los Cuartetos Medios de Beethoven o Las Cuatro Piezas Sacras de Verdi y se darán cuenta de qué estoy hablando.
 
© Helios Buira

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© Helios Buira

San Cristóbal - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2017

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