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Cuando Herbert Read dice que “si el artista no crea el filósofo no piensa”, nos está diciendo que primero están los sentimientos y las emociones y luego, en la acción, la toma de conciencia, que no es otra cosa que el transcurso de la pasividad a la actividad. Con ello se afirma la conciencia. Y el ejercicio libre de la conciencia, es lisa y llanamente, la plena realización de la naturaleza humana.
El cavernícola
no sabía, como nosotros hoy, este asunto del arte, de la
conciencia, de la libertad, del psicoanálisis; todo esto fue
inventado después.
Pero Aquél
grababa en las paredes de la cueva las escenas de caza que
luego, provocada la magia, sucederían en el mundo circundante;
ya que para él, el mundo y los fenómenos que lo rodean, son el
producto de distintas “fuerzas” que están presentes en cada
hecho o en cada objeto. Esas fuerzas no son neutras. Las hay
positivas y negativas. Seguramente, en el acto de plasmar en la
pared de la roca lo que tendría que suceder allá afuera, él
estaba convocando a las fuerzas benignas, que le permitirían
conseguir el sustento, que era el principio y el motivo de su
existencia.
No había
diferencia entre lo plasmado en las cuevas y el mundo exterior.
El arte era una necesidad vital. Se trataba de un ritual mágico
y de esa manera, dominaban a la naturaleza.
Por ello se
puede decir: “El arte, ante todo, Magia”.
No hay
diferencia alguna con el mundo de hoy. El artista, sigue siendo
aquel “mediador” entre la existencia del hombre y la naturaleza.
Como bien dice
Hauser: «El hombre no sólo existe, sino
que también tiene conciencia de su existencia y no sólo tiene
conciencia de su existencia, sino que quiere a la vez,
modificarla. Toda obra de arte es crítica y corrección de la
vida, un intento de redimirla de su falta de forma, de darle
conformación más unívoca, aunque no completamente perfecta»
Porque al ser
el arte una “Idea”, pues no representa la realidad vivida, sino
una forma ideada por el artista, como tampoco es un pensamiento
abstracto, ya que la obra está ahí, para ser observada y sentida
desde el universo perceptivo que cada observador alberga, es que
se puede decir que le da un nuevo sentido a la existencia del
ser humano: un sentido espiritual y artístico; como dice
Berdiaev: «Después de ver y aprehender una obra de arte, uno ya
no es más la misma persona»
El artista crea formas. Utilizando los materiales que él cree convenientes o necesarios, mostrará imágenes semejantes a lo percibido, o las creará desde su fantasía, exponiendo hechos ocurridos o imaginarios, o solamente formas de colores. Todo en la búsqueda de una expresión que culmine en el fin artístico, en la emoción estética.
Por ello se
puede decir: «El cómo y el por qué fue hecha una obra de arte,
es algo que no la modifica»
Todo se inició
Allá, en los Albores. Y el arte sigue siendo ante todo, Magia.
© Helios Buira / |
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