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Volver a Poesía

las paredes saben
de soliloquios lunares
paragrafitos inmersos en la memoria
no ignoran cuánto pasa
sólo piensan inmutables
recordados sueños desmadejados
en las fagofauces del tiempo

una incurable realidad
descarna soledades
en los dientes de ladrillo

la saliva de los astros baba las penas

y el olvido crece en la tarde
como una enredadera
que se hunde en el alma
hasta las manos

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VIDAMATICA

dividida sumo
ecuaciones impropias

me frag men to
en proporciones geométricas

potencialmente me elevo
y
cubro mi raíz incógnita…

subo escalenos obtusos
que se pierden
en infinitas paralelas

transversalmente
me deslizo oblicua
buscando
el centro-ombligo
que equidiste
toda mi existencia

multiplicada en Luz
he de perderme
en el infinito
signo de los tiempos…

… sin encontrar
todas las respuestas...

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SONIDOS

sonidos
conforma el silencio bordes indecisos
misteriosos ecos
fuentes de la noche

jalan sincronías astros en el cielo

esferas delinean en el aire
ternuras eufónicas de vida
y desgrana el linde de la sombra
las cenizas de aquellos que existieron

la palabra la enorme la enunciada
que creara la ilusión de lo que vemos
el nombre de las cosas
lo que somos
los seres que nos fueron

y el espejo de mí
oscura migaja de este tiempo
deslizando el reflejo que fluctúa
navegando cristales como evos

cadencias de la sangre
borbotones de fuego
y mis manos inmersas en la noche

arcanos pájaros de humo
chispas en el aire

el vuelo los sonidos el silencio

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ELEMENTOS

a veces el cielo pinta con pinceladas tenues la borrasca
la sensación del suspiro contenido
el aire expectante e inmenso
como una bocanada azul y gris y oscilante

a veces el mar es sólo la mitad del cielo
y la mediatriz del horizonte una herida vana
sangrando escamas y moluscos
en las bocas tristes de las ballenas y los puertos

a veces el fuego apaga los incendios del alma y de las bocas
inflama silenciosamente el espectro de la sangre
y vierte chispasgotas sobre el agua

a veces la tierra es una madre espuria
que vomita hombres bicéfalos y ciegos
minotoros solos buscando su alma pezuñando los rincones
hembras de úteros secos y senos de pasas uvas
que claman por sus hijos

a veces el metal cuaja el tiempo
cristaliza en la piedra las memorias yertas
pulverizadas micanizadas frágiles y eternas
gematiza epopéyicos amores
y vierte en lava sus lágrimas resecas
sedimentadas arenas

a veces olvidamos de dónde venimos o hacia dónde vamos
perdiendo faros como inocencia
a veces sólo a veces creemos que soñamos

…y soñamos…

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OVARIOS

peinaba sus ovarios con ternura
las yemas de los dedos como plumas
alas de sangre que volvían en los ciclos de la luna

en la mora granada de sus celdas
cincelaba la vida y sus alondras
a la luz de todas las estrellas

acunaba las nanas más arcanas
amasaba cristales azulados

reventaba uno a uno sus retoños
los rodaba como dados del destino
al encuentro de todos los caminos

y lloraba el útero vacío la ausencia de nadie
en las gotas torrente de su nido

mas amaba sus ovarios
y su suerte de mujer a la luz de los misterios

el manubrio de sus trompas
la afelpada claridad de su vasija
el cuello de placer donde la muerte brindaba
comunión con la más vida

y su vulva escarlata y nacarada

y soñaba

soñaba con brujas y calderos
con el santo grial y el caballero que jurara ser su caballero
cuando el mundo aún no se estrenara

y en silencio peinaba sus ovarios con las yemas de los dedos
y giraba

giraba en el ombligo la rueda del no tiempo
la santa vacuidad de los abismos
las respuestas de todos sus silencios

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EL MURO

él tenía en la voz una guitarra...
y en los muros tras las formas sugeridas
los acordes diluía en escamas

él tenía una sombra trastocada
levemente abierta levemente santa
rectángulo inicial que dibujaba
dardos oscuros a sus pies

él tenía en la piel un corazón
dibujado de cemento
sangrando en un ápice

y tenía también un ojo oculto
mitad ciclópeo mitad pirata

él gris y blancogris con sus remiendos
de coraje
por no asomar quién era

levantaba muros quelonios
altas murallas...
por no llorar su sangre

... por no mostrar su alma...

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LOS MIEDOS
en cascada vienen en arabescos
como en enredadera y a mansalva
buscando abrir caminos y poblarme
como un hambre voraz y obligatorio
sin estrategias ni razones

trepan como la yedra ávidamente
con la codicia del despojo y de las muertes
espían las cuencas de mis ojos
simulan hormigas por mis venas

plasman extraños signos
jeroglorifican códigos de sangre
avanzan con sus patas de cangrejo o sus garfios de piratas

me pueden
me perturban
perduran en cada llaga abierta que destila interrogantes

tensan mi piel y mis tendones
encienden mi mirada
me imbaten a los vientos
me insojuzgan y me hacen más pétrea cada día


provocan que en enuñe y me engarre
que caninamente me despierte
que me enhieste
que provoque
que sacuda
que desprenda
que roa
que aporree

que responda

finalmente

que responda
y que me salve

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MAÑANA CAMPESTRE

es bueno estar en este aire
en este cuerpo con estas ganas
en este sol que espía las cortinas
y otea mi mirada

es bueno estar yaciente
sin sed
aletargada
sentir el ronroneo de las sangre por el cauce de las venas

bendecir que existo y que estás cerca
presentir el claro transparente
la mañana allá afuera
inundando de pájaros los trinos

es bueno estar como si nada flotando por la vida
entre las mansas luces del alba

oler a trigo y a jazmines
a pan sobre las brasas
a jugo de naranjas y a canela
olor a infancia
a cristal sobre la grama dibujando gotas de rocío

y en el alma

es bueno estar el cuarto entre penumbras
envuelta en el nido de la sábana
la piel desnuda amortajando vida
resplandor de vida que devana la rueca del ensueño

tender la palma tibia hacia el espacio tal si fuera un ala
y volar un medio vuelo dividida
escapar mitad yo por la ventana

y quedar mitad mí aquí tendida
a la sombra de tu luz que ilumina
y me traspasa
íntegra mujer mujer entera
mitad diamante mitad llama

flotando y aferrada por los poros

embebida y bebiéndose a tragos los sentidos
que tensa en su cuerda insomne
la mañana

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LOS OJOS DE LA TIERRA

me miran
los ojos amarillos de la tierra me miran
secos ya de lágrimas

claman
claman entre guijarros

treinta mil guijarros claman por sus hijos
por sus padres
por sus abuelos
por la identidad que le quitaron

los ojos amarillos de la tierra me miran
brotan por ellos la luz de los que fueron
los que siguen estando
los que iluminan sus huesos y traspasan la historia
los rabiosos radiantes que roen con insistencia
la conciencia de un pueblo que se niega a olvidar

muerdo los guijarros y la memoria
trituro el corazón
armo un ramillete
una tea ardiente que ofrezco a mis hijos
a los hijos de mis hijos y sus hijos
para que los guijarros no dejen de mirar

no dejen de mirar
a los que están y los que vienen
y los demás allá que asoman
expectantes y alertas

para que nunca de nunca más
los guijarros y la tierra que mira con sus ojos amarillos
y en silencio

tengan que clamar