Me gustaría hablar
sobre ocho puntos principales. Podéis imaginaros que estáis
en una presentación de power point y encima de mí aparecen
las diapositivas.
Creo que es el periodo comprendido más o menos entre el año
86 ó 87 y hasta ahora. Es la perestroika y todo lo que la
siguió. La perestroika tiene una denominación positiva y es
así prespecto a la política pero respecto a la literatura
este fenómeno tuvo unas consecuencias muy complicadas.
Y es que en 85-89 apareció la así llamada la literatura de
retorno, es decir las obras que habían estado prohibidas y
no se habían podido publicar oficialmente anteriormente en
la Unión Soviética (en los años 85-89 todavía estábamos en
la Unión Soviética). En esos tres o cuatro años encima del
lector cayó una avalancha de obras que se fueron creando a
lo largo de los setenta u ochenta años anteriores.
Voy a poner algunos ejemplos. Anna Ajmatova se había
publicado pero su poema Requiem no lo había sido. Lo mismo
ocurría en referencia al Doctor Zhivago de Pasternak.
Pasternak no estaba prohibido pero su novela 'Doctor Zhivago'
ni siquiera se mencionaba.
Las obras de Evgueni Zamiatin –Nosotros y las demás obras–
fueron publicadas por primera vez en esos años. Ya es otro
tipo de literatura –literatura escrita en ruso en el
extranjero– que estaba totalmente fuera del alcance del
lector soviético.
La así llamada literatura “de campos [de trabajos forzados]”
–Solzhenitsin, Shalámov, Zhigulin y otros– se publicó en
esos años. La más importante de esas obras, Archipiélago
Gulag, se publicó en la revista 'Nuevo mundo' durante un año
entero.
También la literatura de los años 50 y 60, de la época del
deshielo de Jrushov, –las obras de Dudíntsev, Granin, una de
las novelas de Alexander Bek, dos novelas de Vasili Grossman–
en gran parte vio a la luz por aquel entonces. De todos esos
escritores se publicaron algunas obras pero una gran parte
de su creación llegó a nosotros solo en los años 80.
Andréi Platónov es tal vez el prosista más relevante del
siglo XX. Las principales obras suyas fueron publicadas
también en esos tres o cuatro años, como La Moskva feliz, La
excavación, Chevengur, El mar joven.
Y si contemplamos los años 70, en esos cuatro años desde 85
a 89 se publicaron todos los escritores que pertenecían a la
literatura underground. Voy a nombrar muchos escritores y
muchos títulos, probablemente no todos os resulten
conocidos, lo siento pero es imposible prescindir de ellos,
en eso consiste la principal complicación de esa
conferencia. En los años 70, por primera vez se publicaron
autores como Vsevolod Nekrásov, Serguéi Gandlevski,
Alexander Eriómenko y muchísimos más. Se puede decir que
todos los conceptualistas –no estamos hablando de los
pintores sino escritores aunque muchos de ellos eran a la
vez pintores– también fueron publicados en esos años. Los
principales de ellos son Dmitri Alexándrovich Prígov y Lev
Rubinshtein. En aquellos mismos años por primera vez se
publicaron Sorókin, Pelévin y otros autores a los que luego
se les solía encasillar como postmodernistas.
En esos años se publicó la traducción rusa del 'Ulises' de
James Joyce. También se publicaron las obras de Freud,
Nietzsche etc. Eso hace más completa la visión de un gran
volumen de literatura que superaba las posibilidades de
cualquier lector.
¿A qué llevó todo esto? ¿Qué es la literatura actual rusa? A
finales de los años 80 debutaron escritores de todas las
generaciones –la generación de Ajmátova y Gumiliov, la de
Grossman y Pasternak, la de Prígov y Rubinshtein– ¡menos los
escritores que acababan de cumplir 20 años! Y surgió otra
generación perdida pero perdida no debido a la falta de la
libertad, como lo fue a lo largo de los ochenta años
anteriores. La literatura contemporánea rusa en estos años
había muerto, dejó de existir porque las revistas gruesas no
publicaban las obras recientes sino solamente la literatura
de retorno. La literatura actual empezó en el momento en que
se cayó en cuenta de que la llegada de la libertad no había
llevado al orden normal de cosas que consiste en que un
joven debuta, da a conocerse, llega al lector y vive la vida
normal de un escritor profesional. No fue así.
Las revistas gruesas: La revista gruesa rusa –y no solo
rusa– no quiere decir que se trate de una revista voluminosa
y que pese mucho, no. Es una revista que publica novelas por
partes, así la definiría yo. Tradicionalmente, a lo largo de
muchos años desde que se fundó la primera revista rusa
Biblioteca para la lectura, la revista gruesa rusa siempre
estuvo en el centro de literatura. En ese sentido no hay
mucha diferencia entre las época de antes y después de la
revolución de 1917. Para hacerse un escritor profesional
había que dirigirse, ante todo, a la redacción de una
revista gruesa. Así ocurrió con Dostoevski y también así
ocurrió con Bulgákov, antes de que cayera en desgracia.
Estas revistas siguen existiendo, tienen sus tiradas y creen
en su misión, y eso me parece muy bien, sigo publicando en
todas las revistas gruesas y las quiero mucho a todas. A
mediados de los 80, las tiradas de las revistas más
conocidas –Mundo Nuevo, La Bandera, La Estrella, Nevá y
otras– se dispararon hasta el millón y medio de ejemplares.
En aquella época yo junto con mi hermano estábamos suscritos
a 28 publicaciones mensuales. Ahora su tirada ha disminuido
y es menor que la de Biblioteca para lectura en el siglo XIX
que era 7.000 ejemplares y ahora la tirada de estas revistas
ha bajado hasta 3 ó 4.000 ejemplares. Luego, su formato está
muy pasado de moda. Nosotros ya estamos acostumbrados a
llevar un libro pequeño de bolsillo. Y además publican solo
una parte de la novela, y junto a ella hay versos, algún
artículo, algunas fotos, y todo eso no se compagina bien uno
con otro.
Desde los años 90 domina otra forma de presentación del
texto: la forma editorial. Ahora en el punto de mira están
las editoriales. Lo más interesante y lo más importante para
aquel quien quiere entender algo en la literatura actual, es
conocer la política de las editoriales y las preferencias de
cada una de ellas. Todas las grandes editoriales de la época
soviética –como El escritor soviético, Literatura de
ficción, El Contemporáneo y otras similares– han
desaparecido. En su lugar han surgido otros monstruos, voy a
nombrar solo dos: AST y EXMO. Estas dos editoriales juntas
tiran del 35 a 40% de todos los libros, no solo de de
ficción, sino de cualquier tipo.
¿Está bien esto o está mal? Mi respuesta será ambigua.
Porque si en la época soviética una persona decía que tenía
tres libros de poesía, se podía pensar o que era un
grafómano que canta logros de la agricultura soviética o el
papel dirigente del Partido o que era realmente un buen
poeta. Pero cuando ahora uno me dice que tiene 20 libros de
poesía, para mí esta información es igual a cero. La
política editorial en Rusia (igual que en otros países de
Europa, ahora tenemos más rasgos parecidos que
diferenciadores) es una mezcla de un interés comercial y
ambiciones personales cuando se edita por cuenta propia.
Internet también ha sustituido a las revistas gruesas. Diré
una cosa paradójica: las revistas gruesas viven en Internet.
La versión electrónica apoya a la de papel. El portal http://magazines.russ.ru
da acceso a los contenidos de las revistas “gruesas” rusas.
El papel central de la literatura: Es un concepto
específico. En Rusia durante los últimos cien o doscientos
años tradicionalmente se daba mucha importancia a la
literatura, y de un escritor se esperaba todo a la vez: que
fuera artista, profeta, psiquiatra, político, economista...
Así fueron Púshkin, Dostoevski, Bulgákov, Solzhenitsin.
Es muy difícil inventar algún nuevo dicho pero yo lo he
hecho. «El poeta en Rusia es más que un poeta» es una frase
de Evgueni Evtushenko. Entonces yo he inventado otro dicho:
«El poeta en Rusia ya no es más más que un poeta».
Evtushenko no estaría de acuerdo. Sigue convencido de que la
situación normal en un país es aquella en la que el pueblo
llena los estadios no para ver fútbol sino para escuchar la
poesía.
Yo personalmente creo que cuando la gente va a los estadios
a escuchar versos, eso es señal de que algo no funciona bien
en la sociedad. Yo creo que cada uno tiene que dedicarse a
lo suyo, es decir el pastelero a hacer pasteles, el
zapatero, zapatos. La situación actual es muy difícil para
literatura porque ésta se ha acostumbrado luchar por la
libertad, contra la no libertad y contra los males y ahora,
cuando muchas cosas ya están permitidas, mucha gente ya no
tiene nada que hacer.
Rusia no es más más que un poeta, el papel central de la
literatura se sigue conservando en Rusia. Mis estudiantes de
postgrado hicieron un estudio sobre qué lugar ocupan los
proyectos literarios en los diferentes sectores nacionales
de Internet. En comparación con diferentes países del mundo
resulta que en Rusia el porcentaje de proyectos literarios
en Internet es mucho mayor que en otros países. Y es mucho
menor el número de proyectos comerciales.
Y una conclusión más. Existen dos opiniones acerca de la
situación de la literatura actual: unos creen que la
literatura está en pleno auge, otros, que está en plena
decadencia. ¿Por qué se puede decir que literatura está en
decadencia? Porque hay muchísima literatura comercial,
muchas obras de baja calidad y literatura ya no está en el
centro de búsquedas morales, religiosas, etc. Estoy
convencido de lo contrario: la literatura está en auge y
está floreciendo –cada género literario a su manera, luego
hablaremos de eso–. La literatura está atravesando lo que
puede llamarse el siglo de bronce. El criterio para llegar a
esta conclusión es muy simple: la existencia de muchísimos
textos de excelente calidad. Otra cosa es que sea difícil
destacar alguna 'cúspide', una cima de literatura como lo
eran en el siglo XIX Púshkin, Gógol, Dostoevski, Turguénev,
Tolstóy. Eran como cimas en comparación con las cuales todo
el resto de la literatura parecía una llanura. Ahora es muy
difícil destacar a alguien. Unos dirán que los últimos 20
años ha sido la época de Solzhenitsin o, por ejemplo, Fazil
Iskander –escritores convencidos de que la misión de
literatura es fortalecer los cimientos morales–.
Claro que los principios de Sorokin, Pelevin, Akunin, son
muy distintos, evalúo a estos tres escritores de manera
diferente a cada uno pero no cabe duda de que, por ejemplo,
Sorokin y Solzhenitsin no encajan uno con otro de ningún
modo... Para otros, es la época de Dontsova y Ustínova. (A
propósito, Tatiana Ustínova ayer tenía un encuentro con el
primer ministro Putin, formando parte de una delegación de
escritores.) Acabo de nombrar algunos autores de la así
llamada literatura de series, son autores que producen muy
rápidamente textos de la calidad relativamente baja
destinados a ser leídos y olvidados.
Aparte de la existencia de los textos de calidad, hay varios
criterios más para poder demostrar un desarrollo
relativamente alto de la literatura actual. En primer lugar,
existe un fuerte movimiento de festivales y ferias
literarias, y no siempre los festivales están ligados a las
ferias. Este movimiento está muy desarrollado en Rusia. Voy
a poner solo un ejemplo. Existe un festival denominado la
Bienal de poetas en Moscú. Se celebra cada dos años y suelen
participar más de 200 poetas. Esa semana todo Moscú está
cubierto con carteles con citas de sus versos ¡es asombroso!
El siguiente festival va a tener lugar muy pronto, en
noviembre. Es curioso que su comisario sea el presidente del
comité de Educación y Ciencia del Ayuntamiento de Moscú, el
poeta Evgueni Bunimovich.
En la Rusia actual se conceden muchos premios literarios,
más de una veintena, y también es una faceta importante en
la vida de literatura actual. Voy a nombrar cuatro premios.
El Booker ruso que derivó del premio Booker inglés en 1992.
El premio Libro grande que tiene entre sus fundadores
grandes empresas, holdings de los medios de comunicación e
incluso las administraciones. El premio “Poeta” por el
conjunto de una obra literaria, ya se ha otorgado cinco
veces. Uno de sus laureados está en esos momentos en Madrid,
es la poeta Olesia Nikoláieva, por cierto, autora del libro
CCartas españolas. Nombro los premios donde participo de una
manera u otra. Y por último, el premio Nos, fundado por el
hombre más rico de Rusia, Mijaíl Prójorov, él cree necesario
invertir en poesía. El nombre del premio es la abreviatura
de las palabras rusas nueva literatura, y a la vez,
naturalmente, hace referencia al relato de Nikolái Gógol La
nariz («nos» en ruso).
Ahora vamos a recorrer los grandes géneros de literatura
rusa actual. Aquí voy a nombrar muchos nombres, tal vez sea
un poco aburrido, o tal vez no.
Obras de teatro: No soy experto en teatro pero doy clases en
una escuela superior de arte teatral y voy a hablar de mis
experiencias como espectador más que como profesional. Desde
mi punto de vista la corriente más brillante de la
dramaturgia de los últimos años es el así llamado “nuevo
drama”. Es una dramaturgia de vanguardia que quiere borrar
todas las fronteras entre la sala y el escenario. Esos
dramaturgos utilizan la técnica del así llamado verbatim que
es una palabra del mundo de ordenadores que explica mucho. [verbatim
es la utilización directa de los textos “documentales”:
chats, entrevistas, etc.] Una de las obras más famosas que
utiliza esta técnica representaba un chat leído desde el
escenario por los actores. Eran comentarios de usuarios
reales dichos en los días en que sucedió la toma del colegio
en Beslán, en Osetia. Desde el escenario sonaba, digamos, la
verdad, es decir lo que había comentado sobre aquel suceso
la gente normal, eran opiniones muy diferentes, a veces
indecentes, a veces incluso fuera de la ley. Conversaban
personas que no se conocían entre sí, simplemente
contestaban al comentario de alguien. La globalización, la
violencia, el terrorismo, esos son los temas dominantes de
esa corriente de dramaturgia. No tan solo los atentados
políticos sino también la violencia que penetra en nuestra
vida en el día al día. Dos teatros recién fundados presentan
esas obras. Son el teatro “Práktika” y “Teatr.doc”. Ocupan
semisótanos en el centro de Moscú. A esa corriente
pertenecen Mijaíl Kúrochkin, los hermanos Durnenkov, Vasili
Sigarev, Pável Rudnev, Elena Isaeva, el muy brillante Iván
Vyrypaev –el autor de la obra «Oxígeno»–, los hermanos
Presniakov. Nombres muy conocidos para los moscovitas. En el
mismo contexto también tengo que nombrar a Evgueni
Grishkovets. Probablemente le conocéis, estuvo en España de
gira. Sus espectáculos son monólogos, es al mismo tiempo
dramaturgo, actor, director de escena. Ha sido alumno mío.
Lo que he contado del “drama nuevo” parece mágico y ahora va
a seguir una revelación. Como en “Master y Margarita” de
Bulgakov: los espectadores han visto una sección de magia
negra y luego piden explicaciones. Ahora viene la
explicación. La literatura actual funciona de tal manera que
precisamente en la posición más débil se encuentra la
vanguardia que está luchando contra las normas burguesas,
anquilosadas. Esta violación de las normas, esa ansia por lo
chocante, por el extremismo en el escenario, muy rápidamente
se fosiliza, se vuelve habitual y pierde su atractivo, se
convierte en el canon.
Estoy convencido de que en Rusia acaba de terminar el siglo
de bronce de poesía rusa porque el número, la densidad de
publicaciones en los últimos ocho o diez años es comparable
con la del siglo de plata de los principios del siglo XX,
aunque no creo que entre nosotros se encuentren nuevos
Mandelshtam, Blok y Pasternak. Todo empezó en el año 2000 ó
2001 cuando surgió la competencia entre dos grupos
literarios. Uno se llamaba Vavilón (Babilonia) –www.vavilon.ru–,
el otro se formó alrededor de la revista literaria Arión,
este nombre está basado en un poema de Púshkin y fue la
primera revista dedicada exclusivamente a la poesía en la
nueva Rusia. Ahora hay por lo menos otra más que se llama
Vózduj (Aire).
El título Arión tiene alusiones a Pushkin, a la creación
inspirada, mientras Vózduj tiene alusiones a Mandelshtam. Es
muy emblemático porque Mandelshtam –que ha muerto en los
campos de Stalin– había percibido la poesía como «aire
robado», según sus propias palabras. Es aliento que está
prohibido y que sin embargo surge a pesar de las
prohibiciones.
Me gusta la aparición de la materia
cuando después de dos o tres
o incluso cuarto alientos entrecortados
viene la respiración enderezadora...”
¡Es una aliteración asombrosa! [Una aliteración que en una
traducción literal no se aprecia.] Guénrij Sapguir tenía un
poema que se entiende en cualquier lengua sin traducción. Se
llamaba El mar y se leía de esa manera. [Son varios sonidos
semejantes a expiraciones que no hay manera de escribirlos
adecuadamente en las lenguas europeas.]
Pero volvamos a hablar de Vavilón y Arión. Para Arión en la
poesía no ha cambiado nada, el poeta tiene la misma tarea
que en los tiempos de Púshkin o la de Tvardovski, tiene que
quemar a los corazones con el verbo. Para la revista Vavilón
lo más importante era la rebelión, la lucha social, la
protesta. Está claro que los poetas de Arión son de la
orientación tradicional y los que publican en Vavilón son
vanguardistas.
En la poesía actual rusa ahora trabajan unos cien poetas muy
interesantes de lo cuales treinta o cuarenta son
especialmente destacados.
De la generación más veterana puedo nombrar a Oleg
Chujóntsev e Inna Lisnianskaya. Son personas que tienen más
de 70 años y siguen activas. Son grandes poetas
contemporáneos.
Son muy activos los poetas de la generación del grupo Tiempo
de Moscú que existía en la Universidad estatal de Moscú a
finales de los 70. Son varios poetas entre los cuales los
más importantes son Serguéi Gandlevski, Bajýt Kenzhéiev y
Alexéi Tsvetkov. Kenzhéiev vive en Montreal; Tsvetkov, en
Nueva York. Son muy distintos, podría dar dos conferencias
sobre cada uno de ellos. Voy a decir un par de palabras de
Gandlevsky. Su obra ya se estudia en los institutos... He
recordado para siempre cuándo nació él al haber leído su
frase: «Yo nací en el año en el que murió Lolita». Es al año
1952. Sigue la poética de los akmeistas, con lenguaje muy
sencillo, sin trucos vanguardistas, sin niebla simbolista.
Tsvetkov es un poeta muy diferente, no escribió durante 17
años. Un amigo mío que es director del departamento de ruso
en la Universidad de Oxford dice que Tsvetkov es un nuevo
Brodski. No sé si es así. Pero lo sí que sé que es tal vez
el más potente poeta metafísico ruso de ahora.
Siguen escribiendo los poetas conceptualistas, son de la
misma edad más o menos que los poetas del grupo Tiempo de
Moscú. Se trata de Timur Kibírov y Lev Rubinshtein.
También podemos hablar de la nueva poesía social. La
practican poetas que tienen entre 30 y 40 años. Es un
intento de reavivar a Nekrásov cruzado, tal vez, con Jarms.
Voy a nombrar –puedo nombrar una decena– a cuatro que me
parecen muy interesantes. Andréi Rodiónov. Su protagonista
es un marginal de los suburbios de Moscú, ofendido por la
vida, descendiente de proletarios. María Stepánova. Elena
Fanáilova. Mariana Gueide. No sé cómo tomarían el hecho de
que les agrupe. Son poetas muy brillantes que se inclinan
por escribir sobre cosas que no son muy típicas de la
poesía.
Aparte, me gustaría mencionar a varios poetas que, en
realidad, parten de la poesía de Arión. Son más jóvenes que
yo pero me resultan los más cercanos por su modo de pensar,
son más bien tradicionalistas: Maxím Amelin, Inga Kuznetsova
e Irina Ermakova. Hace años Maxím Amelin escribió: «Tengo
treinta años pero me parecen, trescientosK, entonces yo
escribí: «Tengo cuarenta y dos pero me parecen, treinta».
Maxím Amelin trata de rehacer la forma de escribir del siglo
XVII, versos silábicos, una forma muy arcaica.
Puedo seguir mucho más pero solo voy a marcar algunos puntos
más en el “mapa”. En los últimos años se han dado a conocer
de manera muy notable poetas como Fiodor Svarovski, Anna
Russ, Borís Jersonski. Un par de palabras sobre Borís
Jersonski. Vive en Odesa, en el ámbito de otro idioma. Es
muy típico que muchos poetas rusos de ahora se han
encontrado fuera de Rusia y viven rodeados por gente que
habla otro idioma. Borís Jersonski es una especie de Kafka
ruso-judío-ucraniano. Su obra Álbum de familia es uno de los
acontecimientos más grandes de la poesía de los últimos
años. Para mi personalmente esa situación me resulta muy
interesante, el ruso es mi segunda lengua y mi lengua
materna es el ucraniano. Lo que ocurre ahora en el punto de
encuentro de diferentes poesías, de diferentes lenguas de
los pueblos que pertenecían en su día a la Unión Soviética,
es muy interesante. Como exotismo os voy a recitar un poema
del genial poeta ucraniano, ya fallecido, Vasily Stus.
También existe una corriente religiosa y una de sus
representantes, Olesia Nikoláieva, se encuentra ahora en
Madrid.
LA PROSA: Lo más importante que ha sucedido con la prosa
rusa es su acercamiento a las editoriales. El público
considera escritor a la persona que escribe por lo menos un
libro al año y este libro entra en la lista de aspirantes a
algún premio literario.
Si podemos nombrar algún grupo que ahora tiene muchísima
influencia es la así llamada prosa joven. La estrella más
brillante de ese grupo es Zajár Prilépin. Es una persona que
vive en Nizhni Nóvgorod, publica en Moscú, viaja mucho por
todo el mundo y tiene tendencias izquierdistas. Canta al
nuevo movimiento revolucionario de Rusia. Otras personas que
forman parte de este grupo son Denís Nóvikov, Serguéi
Shargunov y Mijaíl Tarkovski, este último nieto del famoso
poeta Arseni Tarkovski y sobrino del director de cine Andréi
Tarkovski. Durante los últimos 22 años vive en Siberia y se
dedica a cazar martas cibelinas. Por eso tiene derecho a
renegar de la vida burguesa de Moscú, de la vida
contemporánea y a escribir lo que piensa.
Ya he dicho que la editorial más grande de Rusia es AST y
sus autores están siempre en el punto de mira de todos.
Entre ellos, el clásico recién fallecido Vasili Aksionov
quien estuvo en la emigración y volvió a Rusia ya después de
la perestroika. Otro de ellos es Alexander Kabakov, uno de
los prosistas más importantes de la Rusia actual. También
Olga Slávnikova, laureada con muchos premios, autora de la
novela 2017.Mijaíl Shishkin quien vive en Suiza. Aparte de
estos también nombraría a Dmitri Býkov. Trabaja en un
periódico, es autor de ocho libros de poesía, de cinco
novelas, presentador de televisión, autor de varios libros
de biografías de unas 800 páginas. Tuvo mucha resonancia su
biografía de Borís Pasternak.
Podemos decir que en la prosa actual por fin hemos terminado
con un tema que llamaba la atención de los escritores
durante los últimos treinta años. Es la diferencia entre la
Unión Soviética y Rusia. Yo siempre pongo un ejemplo que
funciona en todos los países, menos, tal vez, en los Estados
Unidos. Coged a cien personas y preguntadlas: ¿Cuántas han
nacido en un país y viven en otro? Saldrán unos cinco, siete
o a lo sume quince de las cien personas. En Rusia, las
cien.
En cierto sentido Rusia es un país de emigración, todos
hemos emigrado de la Unión Soviética a Rusia y sin ni
siquiera haberlo querido. Por eso el protagonista de muchas
obras literarias –si miramos el panorama literario de hace
unos cinco años– era una persona de edad más o menos entre
40 a 55 años, que intentaba a unir las dos partes de su
vida: la de la Unión Soviética y la actual. Entre los
autores que siguen trabajando en ese paradigma, en ese
círculo de temas –y no por eso son menos interesantes– están
Dina Rúbina, Vladimir Makanin –un clásico vivo–. En lo que
se refiere a la literatura más actual –la de este año y la
del pasado año– es un mar sin orillas, hay un gran número de
nuevos nombres. No voy a nombrarlos solo quiero mencionar
una novela: El puente de piedra de Alexander Térejov. Es una
novela-investigación, muy voluminosa, que el autor escribió
durante muchísimos años y fue un proceso difícil en el que
yo fui testigo de cómo esta obra iba acortándose, todo eso
resultó muy interesante.
Ha pasado desapercibido un cambio en las relaciones entre la
literatura rusa de la metrópoli y la literatura rusa de la
diáspora. Los escritores que escriben en ruso en el
extranjero se han encontrado en una situación totalmente
nueva: pueden tranquilamente y sin ningún tipo de traba
publicarse en Rusia. Muchos de los nombres que he mencionado
hoy, pertenecen a gente que vive en Canadá, en los Estados
Unidos. En general, la emigración, como concepto, ya no
existe. La pregunta que nos podemos plantear es: ¿Hay un
acercamiento entre la literatura rusa de Rusia y la
literatura rusa escrita en el extranjero?
Y, para terminar: Aquí voy a decir brevemente con qué
fenómenos sociales bordea literatura.
Últimamente se hacen muchas películas basadas en las obras
clásicas de literatura. A una o dos películas acertadas les
corresponden muchos intentos fallidos que hacen daño a las
obras clásicas, como, por ejemplo, Maestro y Margarita.
La literatura bordea con fenómenos como un grupo musical que
se llama Pushkin band. El protagonista es el escritor Andréi
Bítov. Acompañado por improvisaciones de jazz (con los
músicos Alexander Alexándrov, Vladimir Tarásov y otros)
Andréi Bítov recita borradores de Púshkin. Sabemos que
Púshkin tachaba muchas palabras en búsqueda de la expresión
más exacta. Y, conociendo el producto final, es muy
interesante ver como Bítov recrea el proceso de acercamiento
paulatino hacia la perfección.
La última frontera es la relación entre la literatura y el
poder, porque vuelve a plantearse este asunto. En los
tiempos soviéticos el Partido dirigía a literatura y la
Unión de los Escritores era una especie del Ministerio de
Literatura. Guardo hasta ahora el carné de miembro de la
Unión, con Lenin en la cubierta y la policía hasta ahora le
tiene respeto... Ahora vuelve a la agenda el asunto de los
«encargos» a los escritores por parte del Estado. El Estado
vuelve a posicionarse respecto a literatura. El ejemplo es
el encuentro de una delegación de escritores con Pútin que
ya he mencionado antes.
[Nota del Editor: Traducción basada en una interpretación
oral hecha por Tatiana Sóboleva de la Conferencia de Dmitri
Back, profesor de literatura y crítico literario,
pronunciada en Madrid, el 8 de octubre de 2009 en la
Universidad Complutense con motivo de la Feria de editores
Liber, en la que Rusia fue el país invitado].