Inicio - Presentación - Axiomas - Pinturas - Textos - Entrevistas


DIVULGACIÓN CULTURAL

Volver a Música

MÚSICA
 

EL MADRIGAL

Tomado del Diccionario Oxford de la Música (Tomo II Pag. 784/87)
 

El madrigal en Italia

La palabra «madrigal» como título de una composición musical, se halla desde fines del siglo XIII y principios del XIV en que fue aplicada en Italia a composiciones vocales profanas sin acompañamiento, para dos o tres voces, en la rudimentaria armonía de esa época.

Ha de notarse que el primer compositor de madrigales (dándoles ese nombre) fue Pietro Casella, el amigo de Dante, muerto poco antes de 1300, de cuya música dice el poeta:

«...el amoroso canto

que solía aquietar todas mis cuitas.»

Entre otros compositores de madrigales de ese período figura el organista Francesco Landino.

A diferencia de la mayoría de la música coral de la época, el madrigal era una composición libre, no una mera adición de partes libres a una parte fija o «canto fermo» sino libre en cada una de sus partes.

Después del siglo XIV el vocablo parece haber desaparecido por un tiempo del uso musical, aunque, por supuesto, la forma en sí continuaba existiendo y desarrollándose: pero siguió aplicándose a ese tipo bien definido de poeaís lírica del género bucólico. idílico o amoroso, que ha sido puesto en música tantas veces.

La forma usual de la palabra empleada era madriale o mandriale. Petrarca (1304-1374) fue uno de los principales entre los que perfeccionaron y desarrollaron la forma poética del madrigal; D'Annunzio se cuenta entre los que han escogido la forma en el siglo XX. En realidad, la aplicación literaria de la palabra no se extinguió completamente puesto que poetas modernos la usan con frecuencia para designar cualquier tipo de lírica ligera.

La reaparición de la palabra en su sentido musical data del siglo XVI, en que los compositores flamencos que abundaban en Italia, como principales músicos religiosos de esa época, y los mismos compositores italianos, escribieron bajo ese título composiciones corales profanas sin acompañamiento, las cuales pueden ser consideradas como representantes del género anterior, pero con las ventajas que presuponían dos siglos más de experimentos y logros en la técnica de la composición. Los repertorios de madrigales italianos y flamencos de este período son de gran importancia.

El madrigal en Inglaterra

Desde Italia, este tipo de composiciones pasa a Inglaterra, donde en 1588 y 1597 Nicholas Yonge publicó su Música Transalpina, colección de madrigales italianos con letra traducida al inglés. Estos no fueron los primeros madrigales que se introdujeron, pero establecieron la costumbre de cantarlos. Yonge era cantor de la Catedral de San Pablo, y tenía una casa no muy lejos, donde acostumbraba reunir un gran número de caballeros y mercaderes acomodados, así de este reino como de naciones extranjeras para el ejercicio diario de la música. Desde esa época en adelante los compositores ingleses comenzaron a dedicarse al madrigal, y pronto igualaron a sus modelos florentinos e italianos.

Salvo por algún toque más ligero, los madrigales de esta época de florecimiento del género, no difieren mucho de la música religiosa del período motetes católicos y anthems ingleses. Ambos tipos son para voces solas, pero los madrigales estaban destinados a una sola voz por cada parte (esto contradice las aserciones de otros libros sobre el tema, pero creemos que es exacto) Ambos son contrapuntísticos y abundan en imitaciones. El número de partes varía de 2 a 6 y a veces, más.

Los poemas usados son a menudo de índole bucólica o erótica, o ambas a la vez: abundan en alusiones clásicas y son con frecuencia de mucha fantasía y ampulosidad; están contagiaos del eufuismo de la época; son encantadores pero superficiales. El madrigal inglés (como las canciones de laud coetáneas) es una mina de poesía; sus versos han sido reimpresos con frecuencia en nuestros días como libros de poesía, aparte de la música y como tales son apreciados por su valor literario.

La adecuación de las notas a las palabras se hacía casi invariablemente con gran habilidad; no sólo se reflejan con justeza las variaciones del ánimo sino que se acentúa cada expresión del poeta. El conjunto de la poesía inglesa de madrigal ha sido compilado por el doctor E. H. Followea en su volúmen aparecido en 1920, y de 1913 a 1924 se publicó también con toda la música correspondiente, en 36 volúmenes.

Como el período de florecimiento del madrigal  fue aquel en que la influencia no se había extinguido aún totalmente, muchos madrigales dan enseguida la impresión de ser más bien modales que tonales: ésto, así como la libertad rítmica y la independencia mutua de sus voces, es lo que da a tantos madrigales, para el oído moderno, un delicado toque de arcaísmo.

Las tres clases del madrigal.

Los madrigales ingleses pueden dividirse en tres clases, y la misma división se aplica en gran parte, a la de otros países.

a) El madrigal propiamente dicho (publicado en partes separadas para cada voz) contrapuntístico, con mucha «imitación» de un estilo musical nada ampuyloso. Es una característica general del madrigal propiamente dicho que cada verso o pensamiento del poema se introduzca en alguna voz con una nueva frase musical, recogida luego por otras voces.

b) El ayre, que, cuando es un verdadero ayre y no un madrigal propiamente dicho mal titulado por el compositor, es menos contrapuntístico y más semejante a una canción para soprano con acompañamiento vocal o instrumentos (con frecuencia de laúd). Además, repite la música para las mdiferentes estrofas del poema, en lugar de bestar compuesto sobre todo el poema enteramente. No se publicaba, como el madrigal, en partes separadas, sino en un gran libro, en torno al cual se sentaban los cantantes o permanecían de pie (aunque en muchos casos podía ser cantado por un solo músico, que se acompañaba de su propio laúd).

c) El balletto se parece al ayre en que tiene una sola música para todas las estrofas, pero con un ritmo danzable, y un estribillo que dice fa-la. Probablemente, los cantantes también lo bailaban. Se tomó directamente del tipo correspondiente italiano. Se publicaba usualmente en libros de partes, como el madrigal propiamente dicho.

A pesar de que los madrigales ingleses, como ya hemos dicho, tenían una música muy ajustada y expresiva con respecto al verso, con frecuencia se los tocaba sin canto, como para música instrumental, o se cantaban algunos pasajes y otros sólo se tocaban, según los recursos con que se contaba en el momento. A veces se publicaban algunas colecciones con la advertencia: «Apto para voces o violas»

«Los triunfos de Oriana»

Un libro de madrigales ingleses de suma importancia es The Triumphs of Oriana, colección de 29 madrigales en loor de la reina Isabel, por 29 compositores, editado por Thomas Morley.

Unos diez años antes (1592) había aparecido en Venecia una colección de 29 madrigales también por 29 compositores titulada Il trionfo di Dori. Pallestrina y los mejores compositores de la época habían colaborado en él. Cada madrigal terminaba con las palabras «¡Viva la bella Doris!» Qué Doris fuera ésta, no se sabe: algunas autoridades creen que era una dama de la casa de los Sanudi de Venecia, pero es probable que este nombre sea meramente una personificación de la mujer italiana. La idea fue recogida en Inglaterra para alabanza de la reina Isabel bajo el nombre de Oriana (heroína del antiguo romance del Amadis de Gaula) el cual aparece en el estribillo de cada madrigal, como el de Dori en la publicación italiana (Viva la bella Oriana) así termina cada una de las composiciones; pero no iba a cumplirse el voto, pues cuando la colección (fechada en 1601) logró publicarse (en 1603) la reina ya había muerto. El más conocido de estos madrigales es el de Weelkes (Mientras bajaba Vesta del monte Latmos).

Música coral de cámara

El madrigal fue en su origen música doméstica. Nicolás Yonge y sus amigos cantaban diariamente música de este género en el locutorio de la parroquia de Saint Michael's, en Cornhill; lo mismo se hacía en muchas parroquias de toda Inglaterra, y se practicaban especialmente en las grandes casas, donde vivían familias cultas y refinadas que recibían invitados. Parte indispensable en la educación del hombre de mundo de esa época, era saber leer a primera vista la voz que le correspondía en un madrigal nuevo, cuando se pasaba a los huéspedes los libros de partes, una vez terminada la cena; atestigua esta costumbre un pasaje de Morley en su Plaine and Easie Introductions (1597). El madrigal, como se comprenderá, no era una forma musical popular sino aristocrática, o por lo menos, burguesa.

El hecho de que los madrigales requirieran una sola voz por parte (forma de «música de cámara», como el cuarteto de cuerda) proviene probablemente de que constituían la música coral de las reuniones privadas. Las sociedades corales no existían aún: ahora que existen, los madrigales suelen ejecutarse con varios cantantes en cada parte, aunque todavía se oyen algunos conjuntos admirables, cantando a la manera antigua.

La primera sociedad inglesa fundada expresamente para el cultivo del madrigal fue la Madrigal Society, establecida en 1741 (un siglo después de la terminación del verdadero período del madrigal)  y todavía funciona; sus miembros se reúnen regularmente en el centro de Londres para cenar, después de lo cual, , en torno a la mesa, se van pasando los textos y con algunos niños como coro para las partes de tiple, comienza el canto. No hay auditorio, la reunión no es para exhibir habilidades, sino por el placer de cantar en coro. Se cree que ésta es la más antigua de las sociedades musicales en todo el mundo.


Subir

© Helios Buira

San Cristóbal - Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2017

Mi correo: yo@heliosbuira.com

Este Sitio se aloja en REDCOMEL Un Servidor Argentino