CUÁNTO HICIERON
En 1900 Maurice Denis pintó el Homenage a Cezanne, actualmente en el
Museo de Arte Moderno de París.
Ese año muestra, entre otros, a Bonnard, Vuillard, Recón, Serusier y
el mismo Denis, congregados en torno al hombre que reconocen como
maestro: Paul Gauguin.
Gauguin que se retiró a su destierro final -las Marquesas- donde
moriría tres años después en la miseria. Van Gogh y Seurat habían
muerto y Toulouse-Lautrec estaba agonizando; Degás se estaba
quedando ciego y aunque Monet todavía iba a pintar una serie de
cuadros de gran importancia para el futuro, sus estanques y
nenúfares, también estaba amenazado por la ceguera. Renoir era,
igualmente, un hombre enfermo, aunque en los diecinueve años que le
quedaban de vida, iba a pintar algunas de sus mojores obras.
La grandeza, la inmensidad del arte, y sus hacedores padeciendo en
el final de sus propias existencias.
Por esos años, ya estaban llegando a París "los nuevos", los que
harían el arte del siglo XX. Eran muchos y llegaban de distintas
direcciones. Claro, estaban los que habían nacido en París, o sus
proximidades, como Rouault, Picabia, Delaunay, Utrillo. Picasso
llegó a París por primera vez en 1900, luego volvió para quedarse.
Fueron varios los nombres que llegaron para quedarse, Chagall,
Kandinsky, Modigliani, Archipenko, entre otros, y todos dejaron
huella, dejaron su impronta en la historia del arte a partir del
inicio del nuevo siglo, que prenunciba lo que sería el horror, esas
tremendas guerras llamadas mundiales, el nazismo, Hiroshima,
Nagasaki, y las guerras no pararon. Aún continúan.
En 1907, Picasso pinta "Las señoritas de Avignon" ( Las señoritas de
la calle de Avinyó), donde por primera vez "rompe" la figura humana.
Colijo, dada esta ruptura, que Picasso, sin saberlo estaba
adelantándose a la ruptura del mundo que se avecinaba, a la ruptura
de la condición humana, si pensamos que siete años después, se
iniciaría la primera guerra mundial y todo lo que vendría después.
La mujer, el hombre, rotos, fragmentados escindidos de sí.
Cuando alguien pregunta para qué sirve el arte, respondo: Para ésto.
Y agrego El Guernica, mostrando el horror, la ruptura, la
destrucción, o puedo mencionar a Goya, mostrando los fusilamientos
del 3 de mayo de 1808, o La Libertad guiando al pueblo, de Eugène
Delacroix, pintado en 1830. Acá, en Argentina, Carlos Alonso
mostrándonos el horror de la dictadura, que se llevó a su hija
Paloma. Podría seguir y seguir con la mención de obras que dejaron
testimonio de la condición humana.
Pero hay un comienzo. Hace miles y miles de años, allá en las
cuevas, las y los cavernícolas, dejaron testimonio de la manera en
que vivían, de sus existencias, a través de las imágenes que
grabaron en las cuevas. A través del arte que crearon en las cuevas,
que no es otra cosa que lo mismo que se sigue haciendo milenios
después, sólo que ya no es en las cuevas.
El arte, ante todo, magia. Ese es el misterio del arte. |