EN MEMORIA
DE ANIBAL CEDRÓN
Fiel a sí mismo. A su pensamiento, a su visión del mundo.
Tiene, por ello, una visión estética del mundo. Claro, es un
artista.
Piensa y luego dice con sus formas, su gráfica, sus contenidos. El
arte plástico no es un lenguaje (palabra que viene de lengua,
hablar) sino “otra manera de decir”. Y es lo que expresa Aníbal
Cedrón. Dice en su hacer.
Si praxis significa llevar a la acción ideas y pensamientos,
práctica, suceso, Cedrón es consecuente con ello..
Como a él le duele el dolor de los otros, lo dice.
Y Sábato argumenta que el artista, es el que sueña los sueños
colectivos, a la vez que sufre con el sufrimiento de los otros y
como expresión quiere decir también presión hacia fuera, entonces,
Cedrón, que no soporta la presión por el sufrimiento que albergan
miles, millones de seres humanos dada la injusticia expandida por el
planeta, antes de implotar, se expresa, a veces, con un grito que
podríamos decir viene desde lejos, como cuando Munch pegó aquél que
hoy seguimos escuchando por más que nos pongamos cera en los oídos.
Porque es un grito que se ve. Que está ahí.
La obra de Cedrón la considero de carácter expresionista, pero
también la empariento con algunas de las formas propuestas por lo
que dio en llamarse Neofiguración, aunque los creadores de aquel
movimiento prefieren decir Otra Figuración; que no era otra cosa que
explorar en lo profundo del Expresionismo.
Su obra tiene vigencia permanente. Porque cuando se dice sobre la
injusticia de los poderosos contra los oprimidos, desposeídos,
ultrajados, despojados, el que dice, lo dice por todos y por siempre
mientras siga instalada la injusticia en el planeta. ¿Qué, siempre
habrá injusticias? Bueno, pues entonces, la obra seguirá diciendo,
seguirá cuestionando, reclamando, mostrando. Mostrar lo que duele,
lo que lastima a las y los humanos. Eso hace Cedrón. Dice sobre la
Condición Humana, sobre la existencia.
Y me llega al pensamiento, mientras esto escribo, la sentencia de
Herbert Read: “Si el artista no crea, el filósofo no piensa”.
Claro, primero estuvo la forma en el planeta, como manera de decir.
Aquél de las Cuevas, dejó testimonio.
Y Cedrón, milenios después, sigue dejando testimonio.
Porque Aquél que plasmaba los bisontes, lo hacía desde lo tribal, o
sea, para todos los que allí se encontraban, en un acto de magia:
flechar al animal, cazarlo, para luego la continuidad de la especie.
Y lo hicieron tan bien, que aquí estamos hoy, luego de un largo
camino en el tiempo.
Y lo mismo sigue haciendo Cedrón: un acto de magia, de exorcismo,
para que el dolor que produce la injusticia, se retire del planeta.
Seguramente, con el deseo de un mundo en el cual el hambre y las
guerras, sean imposibles. |